Limpiar la casa, lejos de ser una carga, es útil para despejar la mente. Así lo plantea el cleanfulness, la tendencia que transforma las tareas del hogar en una especie de tratamiento contra el estrés.
La idea es establecer rutinas diferentes a las jornadas de aseo profundo que, en ocasiones, generan ansiedad y cansancio con solo mirar el desorden a enfrentar. Asimismo, la organización y la higiene del entorno es entendida como un aporte para el bienestar.
Esta filosofía guarda relación con la meditación, pues supone que la concentración en el quehacer conecta con el inconsciente y conduce a un estado de profunda tranquilidad. Te mostramos las maneras de practicarla y las ventajas que aporta.
¿De qué va el «cleanfulness»?
El cleanfulness propone al orden y la limpieza como terapia, con el propósito de tomar un respiro frente al ajetreo cotidiano. La ciencia se centra en 3 aspectos: atención plena a la actividad que ejecutas para despertar el gusto por ella, conectarse con la realidad y relajarse en el proceso.
Una de las teorías a la que se apega es que el desorden en casa refleja el estado interior de la persona e influye en sus acciones. Si hay un orden, cuesta menos alcanzar una meta que en medio del caos.
Según un estudio de la Revista de Psicología Ambiental, la sobreabundancia de posesiones en el hogar crea espacios de vida caóticos, lo que impacta de manera negativa en el bienestar subjetivo.
Con base en ello, el método se afinca la sensación de serenidad que transmiten los entornos organizados. Además, al mantener la casa despejada percibes armonía emocional, física y mental.
Parecido al movimiento mindfulness, el cleanfulness persigue la paz mediante la limpieza doméstica.
Beneficios que obtienes con la práctica de «cleanfulness»
Como sugiere la consultora de organización Marie Kondo ®, el desorden en una casa conlleva a una vida en las mismas condiciones. La práctica del cleanfulness brinda ventajas que trascienden la pulcritud y conducen a la plenitud. Veámoslas continuación.
Integración: toda la familia puede participar en el quehacer y adentrarse en la metodología, lo que reduciría el tiempo empleado para los oficios.
Enfoque: cuando te concentras en una tarea, olvidas las presiones externas. El cleanfulness pone toda la atención en el oficio del momento, dejando por fuera otros pensamientos.
Motivación: si cada oficio es llevado a cabo con intencionalidad, habrá mayor esmero. Por ejemplo, limpiar las ventanas hará que la luz entre mejor. Cambiar las sábanas y aromatizar la habitación son dos acciones que contribuyen a la calidad del sueño.
Calidad de vida: es entendida como la salud conseguida con el orden en la casa; lo que deja tiempo para cuidarse más, atender la imagen y alimentarse mejor. Una investigación publicada por Environment and Behavior determinó que las cocinas caóticas influyen en las mentalidades fuera de control, haciendo que las personas prefieran comida poco saludable.
Tranquilidad: desenvolverse en ambientes organizados produce placer, claridad y paz. Monjes budistas apoyan esta apreciación, vinculando las tareas simples y habituales que realizan con el sosiego. Como menciona el Manual de limpieza de un monje budista, se limpia no porque esté sucio o desordenado, sino para liberarse del espíritu de sombras perturbadoras.
Autodisciplina: practicar esta filosofía fomenta la planificación y la disciplina, porque lograr el orden y la limpieza total de la casa es difícil en un solo día. La Universidad Panamericana reseña que una persona disciplinada trabaja concentrada en cierta tarea hasta concretarla; con este objetivo, aconsejan fijar prioridades, prevenir interrupciones y orientarse a la meta.
¿Cómo aplicar el «cleanfulness» en tu hogar?
Acciones sencillas como abrir las ventanas para que entre la luz del sol y el aire fresco es un modo de poner en marcha la limpieza meditativa. Algunas costumbres que secundan la tendencia son las que mencionamos enseguida.
Presta atención
Durante el cleanfulness, mantén alerta los 5 sentidos. Una publicación de la Universidad de Murcia sustenta que la atención aumenta la receptividad de los sucesos en el ambiente, centra la mente y permite desarrollar múltiples actividades de manera eficaz.
De esto va la limpieza consciente, de estar atento a lo que haces para evadir situaciones de estrés. Aunque fregar la vajilla, sacudir el polvo u ordenar el clóset parezcan faenas sencillas, dedícales mucho esmero.
Crea rutinas
Las pautas ajustadas al ritmo de vida son primordiales. No es imprescindible que hagas todas las tareas en un solo día; es casi imposible. Lo adecuado sería planificar actividades diarias o semanales en las que precises tanto el oficio como el momento en que lo realizarás.
Conservar el orden de los muebles y enseres es una rutina diaria aceptable; tender la cama apenas te levantes, también. Las limpiezas profundas son más de carácter semanal, quincenal o mensual, porque implican más ocupaciones y, en consecuencia, más tiempo.
Procura que los proyectos sean cómodos, sobre todo cuando participa la familia. La Academia Estadounidense de Pediatría alega que si las rutinas son incómodas, derivan en la ineficacia, el desequilibrio y el desorden.
Respalda con tecnología
Robots que asisten en la limpieza aspirando, barriendo y puliendo colaboran con la práctica del cleanfulness. El objetivo es facilitar el proceso hasta que lo percibas agradable. Y no solo los aparatos vanguardistas son de provecho, una lavadora sencilla o el lavavajillas, entre otros artefactos, suman fuerzas.
Delega responsabilidades
Acorde con las edades de tu grupo familiar, distribuye la carga de trabajo. Igualmente, toma en cuenta el interés de cada uno por participar. Recoger la ropa sucia, ordenar los juguetes y regar las plantas son algunas recomendaciones para ocupar a los niños; el oficio pesado o que implique riesgo queda en manos adultas.
No autoexigirse
Olvida el extremismo: lo que se busca es construir hábitos, no hacer todo perfecto. Ser pacientes, disfrutar de las acciones y entender que el orden y la limpieza favorecen la armonía contribuye con el proceso. Si te exiges demasiado, podrías colapsar, sentir ansiedad y no obtener buenos resultados.
Prefiere lo natural
Para la limpieza meditativa, lo apropiado es no utilizar químicos; de preferencia, utiliza productos fabricados con ingredientes naturales porque eliminan la posibilidad de inhalar sustancias dañinas y no contaminan el ambiente. La aromaterapia, los aceites esenciales y las recetas para limpiadores caseros aportan vibras positivas en esta misión y tienen efectos relajantes.
Establece recompensas
Imagina el premio al final de la jornada. Merendar, mirar la televisión o escuchar música son recompensas que disfrutarás a tus anchas en un espacio limpio y organizado.
¡Cuidado! El «cleanfulness» no obliga a ser obsesivos con la limpieza
La limpieza meditativa no consiste en desarrollar compulsión por el proceso, sino en ver los quehaceres como una oportunidad de deslindarse de factores externos y bajar la intensidad de una vida agobiante.
En síntesis, esta filosofía requiere planificación, ser pacientes y actuar con consciencia. También, puedes asumirla como un deporte doméstico que mantiene el hogar organizado y beneficia la salud física y emocional.