Al café lo amamos por sus aromas y sabores equilibrados, por acompañarnos siempre y también por ser esa bebida que, con su cafeína, nos despierta cuando más lo necesitamos. El café es vida, es campo, es trabajo. El café es café.

Pero ¿qué pasa cuando queremos una buena sacudida o, en contraste, necesitamos bajarle tantito para no temblar de alegría después de beberlo? Por apariencia y concentración de sabores solemos pensar que un espresso tiene mucha más cafeína que un americano que está diluido en agua pero esto no necesariamente es verdad.

La concentración de este estimulante tiene que ver con muchos factores que te sorprenderán.

Los granos, el tostado y la infusión: claves en la concentración de cafeína en una taza de café
Primero que nada. ¿Qué $%&” es la cafeína? Se trata de un aminoácido que estimula las conexiones neuronales para entrar en estado de alerta. No solo se encuentra en el café; existen más de 60 variedades vegetales que la contienen. Para que te des una idea, la OMS recomienda un consumo máximo de 400 miligramos al día que equivalen aproximadamente a 5 tazas de americano.

Pero de las concentraciones en cada taza hablaremos más adelante.

Seguramente has percibido que una taza preparada con café instantáneo despierta más que aquella preparada con granos de altura y tu instinto tiene razón: son diferentes. Y no necesariamente es una cuestión de buenos y malos, son sus características lo que los hacen distintos.