Debemos cuidar lo que comemos, pues esto puede tener un gran impacto en nuestra salud mental y emociones.
Hoy Carmina Flores, nos explica la importancia de que nuestros alimentos sean ricos en probióticos.

¿QUÉ ES LA MICROBIOTA? ¿ES LO MISMO QUE UN PROBIÓTICO? ¿Y LOS PREBIÓTICOS?
La microbiota está compuesta de miles de microorganismos que habitan dentro de nuestros intestinos, que pueden llegar a pesar hasta 2 kg en un adulto. Un probiótico por definición es un microorganismo, que cuando se administra en una cantidad adecuada, puede proporcionar un beneficio a la salud de su huésped

El prebiótico son sustancias que utiliza el microorganismo para poder sobrevivir. Digamos que es la comida del probiótico. De nada me sirve tomar un probiótico si no lo alimento.

¿POR QUÉ ES IMPORTANTE TENER UNA MICROBIOTA SANA? Y ¿QUÉ PASA EN EL INTESTINO?
Porque nos hemos dado cuenta que son indispensables para la homeostasis o balance de nuestro metabolismo, la inflamación, nuestra digestión e incluso de cómo nos sentimos.

Desde hace tiempo se ha hablado del eje intestino-cerebro o de cómo el intestino es el segundo cerebro. Por ejemplo, hoy sabemos que la serotonina, un neurotransmisor conocido como la hormona de la felicidad, se produce por el 95% de las células enterocromafines del intestino.

También sabemos que la serotonina es muy importante para la activación de la respuesta inmunológica, la generación de inflamación y procesos de reparación celular. Imaginemos un escenario donde no contamos con una buena cantidad de serotonina, no solamente se asocia a depresión y ansiedad, también influye en nuestro centro de apetito-saciedad, la líbido, funciones motoras y cognitivas, entre otros procesos.

¿CÓMO SABEMOS QUE LA MICROBIOTA INFLUYE EN NUESTRAS EMOCIONES?
Se sabe que la microbiota interactúa con el funcionamiento de las neuronas por diferentes vías, mediante sustancias que secretan a nivel intestinal y que viajan por el torrente sanguíneo hasta el cerebro, favoreciendo que células neurópodas en tejido intestinal puedan estimular directamente el nervio vago, estimulando a células neuroendócrinas en tejido GI para enviar hormonas al torrente sanguíneo y mediante la interacción con el sistema inmunológico y sus vías de inflamación.

¿QUÉ TIPO DE ENFERMEDADES SE ASOCIAN?
Hay casos de trastorno de depresión mayor, el cual afecta alrededor del 10% de la población mundial, se ha observado que la microbiota interviene con el eje hipotálamopituitario-adrenal con una menor secreción de serotonina y dopamina.

Se han hecho también estudios de casos y controles donde se utiliza un probiótico comparado con placebo y los pacientes del grupo del probiótico tuvieron mejores resultados en su estado de ánimo, sintomatología y disminuyeron su score en la escala de depresión.

Se ha observado que personas que no manejan bien su estrés o que están sobrepasados por el mismo, pueden tener cambios en la microbiota que ocasiona que se activen procesos inflamatorios subclínicos, es como una microinflamación silenciosa pero permanente.

¿QUÉ OCASIONA QUE HAYA ALTERACIONES EN NUESTRO PSICOBIOMA?
La mala alimentación, el tomar antibióticos sin prescripción médica y sin seguimiento, desparasitarse “por costumbre”, el no hacer ejercicio, los suplementos alimenticios mal administrados o “auto recetados”, no tener buena higiene del sueño y no tener un sueño reparador y también la inflamación.

Otro factor importantísimo son los edulcorantes artificiales, sabemos que destruyen a la microbiota saludable y alimentan a la que nos genera inflamación.

RECOMENDACIONES PARA SANAR NUESTRO PSICOBIOMA
Primero, es necesario entender que no todos los probióticos son iguales ni sirven para lo mismo, hay cientos de familias diferentes de probióticos que podemos utilizar.

Por el hecho de tomar probióticos no significa que ya voy a estar saludable, tengo que tener una dieta rica en prebióticos para mantenerlos y llevar hábitos de vida saludable.

No hay fórmulas mágicas ni remedios milagrosos, la ciencia es muy clara en que el balance o la homeostasis que requiere nuestra salud integra este diálogo entre los microorganismos que habitan en nosotros con nuestro sistema inmunológico.