Por norma general, al conducir tiende a generarse un estado de estrés, nerviosismo, en la persona que puede volverla agresiva.
En muchos casos, durante la conducción se oyen gritos o insultos. Se sienten los nervios, estos se manifiestan tocando la bocina con ansia.
¿Por qué las personas pueden volverse agresivas al conducir? En este artículo respondemos a esta pregunta y damos algunos consejos para evitarlo.
En mi coche mando yo
Muchas personas aprovechan estar dentro de un vehículo para “explotar” y pelearse en plena vía pública. Por norma general, esto es algo que no harían si estuviesen caminando o andando en bicicleta.
Los estallidos de violencia son frecuentes dentro del coche porque este tiende a considerarse como un refugio. Un bien preciado del cual uno se siente orgulloso.
Por otra parte, debemos tener en cuenta que algunas personas utilizan el vehículo como un medio para envalentonar sus personalidades disminuidas, ya sea por la educación, la pareja o la sociedad en general. “Cuando me siento en el coche me veo más seguro” puede ser el pensamiento habitual en estos casos.
Por otra parte, conducir el propio vehículo puede hacer experimentar cierto grado de comodidad que quizás no se tiene en el trabajo o en casa. De este modo, la persona puede sentirse dentro del coche más segura, cómoda y libre.
La agresividad al volante
Podríamos decir que una reacción violenta y agresiva cuando conducimos es aceptada a nivel cultural. Los comportamientos de este tipo son tan frecuentes que no suelen estar mal vistos por la sociedad. Tiende a decirse que todos estamos a la defensiva y que, si no actuamos de esa forma, los demás nos sacarán ventaja.
De este modo, tampoco se puede permitir que alguien vaya más lento en la carretera y obstaculice el paso. O bien que provoque que haya que esperar dos segundos frente al semáforo en verde.
Así, a las personas les disgusta sobremanera el tener que depender de los demás. En este caso, además, cuando se está dentro del propio refugio.
A todo esto deberíamos el hecho de que hoy en día, es especialmente importante el tener alguna vía de escape para las emociones negativas.
En vez de ir a la terapia o emplear distintos medios para descargar el estrés y la ira, muchos emplean su vehículo para descargar la tensión y los problemas que tienen.
La agresividad al volante
Dejamos salir nuestros conflictos internos
Por ejemplo, instar al coche de adelante para que circule más rápido, pasar a todos los vehículos en la carretera. También proferir insultos, tocar bocina o dar las luces son formas típicas de un conductor para soltar sus conflictos internos.
La cosa puede pasar a mayores cuando deciden bajar del coche para pelearse con alguien por girar sin avisar o detenerse antes en el semáforo.
Las personas agresivas al volante suelen ser también así en su vida cotidiana.
Se caracterizan por la poca tolerancia a la frustración y por la impulsividad.
Los hombres son más propensos a esta definición. Sobre todo cuando son adultos mayores.
Esto quizás también se deba a que la fuerza, el poder y la pelea están relacionados a la masculinidad.
Cómo evitar la agresividad al conducir
Cuando la persona tiende a exasperarse al volante con facilidad, llegando a protagonizar estadios de ira que pueden ser peligrosos, quizás debería analizarse si seguir al volante es bueno. Tanto para la persona como para quienes le rodean en la calle.
Modifica el horario o el camino al trabajo o casa
Hay determinados momentos en el día en los que la conducción resulta especialmente complicada. Por ejemplo, en horas puntas como la entrada o salida del trabajo.
Trata de cambiar en lo posible la ruta que usas habitualmente para prevenir atascos o sal de casa un poco más temprano.
Aumenta la comodidad
Por ejemplo, si se está en un atasco, se puede aprovechar ese tiempo para oír un poco de música o escuchar un audiolibro.
Incluso hay personas que cuando quedan en medio de la carretera aprovechan para hacer una lista mental de sus actividades o imaginar sus próximas vacaciones.
Regula la temperatura del vehículo, recuéstate hacia atrás en el asiento y desabrocha algunos botones de tu camisa.
Tomar el transporte público
De todos modos, en muchas ocasiones resulta mucho mejor optar por otra alternativa para llegar al trabajo o a casa. El transporte público puede ayudar a evitar atascos, así como en reducir gastos como el mantenimiento del coche o la gasolina.
De igual modo, en el metro se puede leer, se puede incluso ver una serie en el teléfono. El tiempo que se tarde en realizar el trayecto puede ser aprovechado.
Además, debido al gran incremento de la contaminación en las grandes ciudades, se ha convertido en una opción muy a tener en cuenta. Los automóviles, a diferencia del transporte público, no son buenos de cara a la protección del medio ambiente.
A día de hoy, son frecuentes las situaciones en las que las personas acumulan estrés, por lo que encontrar diversas vías de escape para el mismo también es un factor común.
En este sentido, es importante no acostumbrar a liberar ira o mostrar un comportamiento violento al volante, en concreto debido a la peligrosidad inherente a la conducción. Determinados comportamientos que pueden llevarse a cabo dentro del coche pueden provocar accidentes en los que peligre la vida de las personas.