Según la investigación de la Universidad de Pittsburgh, revela que los canes han evolucionado para contar con mayor expresión facial para poder comunicarse de forma más efectiva con los humanos, desarrollando nuevas fibras de miosina.

Las fibras de miosina o fibras de contracción rápida, permiten una mayor movilidad facial, lo que hace que puedan levantar las cejas, hacer caras cuando ladran, hacer caras graciosas al dormir o hacer expresiones tiernas para comunicarse con sus dueños.

“A lo largo del proceso de domesticación, los humanos pueden haber criado perros de forma selectiva basándose en las expresiones faciales que eran similares a las suyas”, mencionan los científicos de Pittsburgh.

Esto quiere decir, que con el tiempo, al momento de domesticación, los humanos escogieron a los canes que hacían caras o gestos similares a los de ellos, en especial a los que tenían el músculo mimético adicional que ayuda a la expresión del “ojo de cachorro”.

Los científicos señalan que es necesario seguir investigando las fibras de miosina, lo que hará que sepan nuevas diferencias anatómicas entre perros y lobos y así saber más sobre sus gestos y formas de actuar.