Una cuestión que se preguntan muchos profesionales del deporte es: ¿para qué sirve el miedo? Esta pregunta es muy entendible ya que el miedo es una emoción que puede llegar a limitar el rendimiento deportivo.

Aun así, esto no significa que el miedo no sirva para nada. Como cualquier emoción, tiene una función ligada a la supervivencia. En líneas generales, el miedo sirve para proteger a la persona de sufrir un daño en el presente.

Se trata de una emoción muy ligada a la ansiedad ya que la respuesta es similar en ambos casos. Lo que les diferencia es que el miedo se orienta a un estímulo concreto en el presente; mientras que con la ansiedad no existe tal estímulo, sino que es el miedo orientado al futuro.

Evita que realicemos acciones temerarias

El deporte es un ámbito que se caracteriza por forzar los límites del cuerpo. Incluso a veces se llega un punto que se pone en riesgo la salud. Esto aunque sea algo típico del deporte no quita que genere reparo en el deportista, y que en cierta medida este evite esas situaciones de riesgo.

Una de las funciones del miedo es proteger del daño. Si por el contrario, el deportista fuese un temario y no tuviese miedo se expondría a situaciones en las que podría salir dañado, como por ejemplo seguir entrenando a pesar de sentir dolor y acabar lesionándose.

Tener niveles razonables de miedo no es malo, de hecho se puede considerar que es un factor de protección. El problema viene cuando los niveles de miedo se desajustan, tanto por exceso como por defecto, e interfieren en un rendimiento óptimo.

Comunica que algo es importante para el deportista

Todas las emociones tienen un función, no solo en cuanto a la supervivencia sino también en relación a lo comunicativo. Son capaces de comunicar sensaciones y pensamientos inconscientes de la persona. El valor que esto tiene es precisamente que gracias a las emociones, esos pensamientos de los que no se tienen consciencia salen a la superficie.

En cuanto al miedo la función comunicativa que cumple es avisar al deportista de un peligro que puede tener consecuencias negativas para él. Este peligro puede ser algo real, como perder una competición, o algo que reside en su mente, como el miedo a no cumplir las expectativas.

Dificulta salir de la “zona de confort”

La zona de confort hace alusión de forma metafórica a todos aquellos espacios en los que una persona se siente segura. En ellos se siente la libertad de actuar sin ataduras, y con la confianza suficiente como para probar cosas nuevas. En definitiva, lo que define a las zonas de confort es que son espacios donde no existen los miedos.

Conoce para qué sirve el miedo, pero no te dejes dominar por él

El miedo es una emoción básica y necesaria para todas las personas. Aunque a veces se pueda experimentar desagradable, lo cierto es que cuando aparece es porque tiene algo que comunicar. Merece la pena prestar atención a su mensaje y aprender a gestionarlo, si no se corre el riesgo de que los miedos acaben capturando lo mejor de cada uno.