La cuestión de si hacer ejercicio incrementa el apetito o lo reduce es muy discutida. De hecho, se han realizado estudios sobre este tema con resultados distintos.

En realidad, la relación entre el ejercicio y el apetito depende de muchos factores, como la intensidad relativa, la duración del deporte y si se trata de un nuevo movimiento.

Además, cuestiones como la mentalidad de cada uno y la dieta que se lleve son relevantes. El nivel de condición física, el porcentaje de grasa corporal o la capacidad para reconocer las señales del hambre son otros factores relevantes.

¿Hacer ejercicio causa más ganas de comer?

La mayoría de las investigaciones muestran que el ejercicio disminuye las ganas de comer. En este sentido, un estudio de 2012 de la Universidad Brigham Young encontró que 45 minutos de ejercicio moderado a vigoroso por la mañana reducen la motivación de una persona por la comida.

Por otra parte, un estudio español de 2017 publicado en la Revista Clínica e Investigación en Arteriosclerosis encontró que el ejercicio reduce los niveles de la hormona estimulante del apetito (grelina) y aumenta los de la supresora del apetito (leptina). También halló que el ejercicio físico altera la actividad de ciertas regiones del cerebro tras la visualización de determinados alimentos.

Sin embargo, otras investigaciones sugieren lo contrario. Es el caso de un estudio del año 2005 de la Universidad de Florida, el que evidencia que hacer ejercicio en agua fría, en lugar de agua tibia, podría aumentar el apetito de las personas.

Además, una investigación de 2008 de la Endocrine Society asevera que el aparente efecto supresor del hambre del ejercicio no se aplica a las mujeres obesas de la misma manera que lo hace en las delgadas. Otras variables, como la temperatura en el exterior, la altitud de una ciudad y en qué parte del ciclo menstrual se encuentran son determinantes.

En cualquier caso, la mayoría de los estudios han cosechado resultados a favor de que el ejercicio reduce el apetito. No obstante, estas evidencias están supeditadas a las circunstancias concretas de cada persona.

Consejos para no comer descontroladamente después de realizar ejercicio

Muchos se estarán preguntando por qué tengo tanta hambre cuando acabo de entrenar. Respecto a esto, hay opiniones y justificaciones muy diversas.

En la mayoría de los casos, los expertos achacan esta ansiedad por comer a la necesidad de reponer las calorías consumidas tras la realización de un ejercicio muy intenso.

Una vez más, retomando lo que decíamos, esto es una cuestión relacionada con el tipo de actividad, la intensidad, la preparación física y otros factores. También tienen que ver la alimentación en general, la ingesta de productos previa al movimiento y la hidratación durante la actividad.

En realidad, no está mal comer después de hacer ejercicio. En muchos casos, incluso es necesario. El problema que nos planteamos es esa hambre voraz y descontrolada que solo te deja pensar en bollos, hamburguesas o comida chatarra.

Por lo tanto, evitar estas ganas de comer descontroladas tiene que ver, en primer lugar, con un planteamiento completo del entrenamiento que incluya la planificación de una dieta adecuada. Pero hay algunas otras cosas que se pueden hacer. Veamos.

Prepara un pequeño refrigerio saludable post entrenamiento

Si sientes una ansiedad insaciable de comer tras hacer ejercicio, lleva contigo o prepara con antelación un tentempié saludable que te ayude a mitigar esas ganas.

Para empezar, bebe agua en cantidad después de entrenar y antes de comer. En realidad, la sensación inicial de sed y de hambre son iguales. Por eso es importante que primero bebas el líquido.

Después, en función de tus objetivos, puedes optar por una pieza de fruta o un batido o una barrita de proteínas, por ejemplo.

Come bien y bebe suficientes líquidos antes de entrenar

Toma alimentos que te ofrezcan energía antes de entrenar. En función de cuánto tiempo pase entre una comida principal y el ejercicio, es posible que necesites comer algo de rápida absorción entre 30 y 60 minutos antes.

Además, es importante que bebas líquidos antes de hacer ejercicio para mantenerte hidratado.

Durante el ejercicio, bebe agua

El agua es la mejor bebida para tomar durante el entrenamiento. Solo en el caso de las actividades muy prolongadas en el tiempo puede ser interesante tomar bebidas deportivas. La cantidad recomendada es entre 500 y 700 mililitros por cada hora de ejercicio.

Ejercicio y apetito se regulan entre sí

Si mantienes una buena alimentación de forma habitual y planificas tus comidas de manera inteligente, en función de los requerimientos energéticos de la actividad física, es muy probable que mantengas controlada la ansiedad por comer después de hacer ejercicio.

En cualquier caso, si la necesidad por comer continúa, sería interesante que busques consejo y hables con un especialista en nutrición deportiva. Si estás siguiendo un plan de pérdida de peso de restricción calórica y el ejercicio te causa ansiedad por comer, no lo dudes y contacta al profesional.