Vaporizar la cara es un proceso que, entre otras cosas, se hace para ayudar a dilatar los poros y eliminar células muertas que los obstruyen. Además, se dice que mejora el flujo sanguíneo, hidrata la piel y hasta relaja.
Ahora bien, para hacerlo podemos acudir a un centro de estética facial, pero también se usan procedimientos caseros. A continuación conoceremos las distintas técnicas y los dispositivos o equipos. Descubre los beneficios y las precauciones que hay que tomar en cuenta.
Preparación antes de vaporizar la cara
Antes de comenzar el procedimiento de vaporizar la cara, debemos tomar algunas medidas. Estas se encuentran relacionadas tanto con la piel del rostro como con nuestro organismo en general.
La primera precaución es tomar agua. Sí, tal como lees. Ya que te expondrás al calor por un rato, es importante la hidratación. Claro que no es necesario excederse; un vaso será suficiente.
En segundo lugar, es conveniente lavarse la cara y usar un exfoliante natural que sea suave. De esta manera, preparas la piel para lo que vendrá.
Dispositivos de vaporización
Hay distintos procedimientos para hacer una vaporización facial. En unos casos podemos emplear la manera casera, pero también hay equipos diseñados para tales fines.
En el mercado se puede encontrar una gran variedad en cuanto a dispositivos comerciales para vaporizar la cara. Entre los mismos hay diferencias. Por ejemplo, desde el punto de vista de la potencia.
Por otro lado, algunos de estos dispositivos vienen con doble funcionalidad, ya que también pueden usarse para el tratamiento de problemas respiratorios. Es decir, como nebulizadores. Incluso hay unos diseñados para tratar problemas en el cuero cabelludo. Debido a esto, cuentan con soportes adaptables, según el fin con que se empleen.
Otros vienen con mascarilla facial o con un kit de herramientas para extraer puntos negros. Y así como hay diversidad de opciones, hay diversidad de precios: algunos más costosos y otros no tanto.
Técnicas caseras para vaporizar la cara
Más allá de la vaporización que se ofrece en los centros de estética, veamos qué técnicas existen para aplicar en el hogar con el mismo fin. Estas son las más relevantes.
Cocción al vapor con un bol
A pesar del nombre, no se trata de la preparación de una receta con patatas, sino de una olla con agua caliente que utilizaremos para vaporizar la cara. El procedimiento es así:
Pon a hervir agua en un bol (entre 1 y 1,5 litros).
Una vez que ha hervido, retira del fuego.
Echa el agua en un tazón y colócalo en el fregadero o en el lavamanos.
Coloca una toalla sobre tu cabeza y acerca un poco tu cara al agua caliente (unos 30 centímetros). Con mucho cuidado para evitar quemaduras.
Debes cubrir todo el espacio con la toalla. Trata que el vapor no escape hacia ningún lado.
Haz esto durante 5 o 10 minutos. Si sientes que necesitas refrescarte, levanta la punta de la toalla por unos instantes.
Toallas calientes
Comienzas calentando el agua (no tanto como en el caso anterior) y la viertes en el tazón. Pero en lugar de cubrirte con la toalla, vas a sumergir esta en el agua caliente.
La exprimes o escurres un poco. Luego te recuestas en una silla, con la cara hacia arriba, y te cubres con la toalla caliente. Por supuesto, debes procurar cubrir la cara, pero dejando un espacio en la nariz para poder respirar. Relájate y espera 5 minutos.
Debes tener mucho cuidado con este procedimiento, para evitar las quemaduras con agua caliente. Si sientes que la temperatura de la toalla es tan alta que no puedes sostenerla en tus manos, entonces no la coloques sobre tu rostro.
Vapores enriquecidos
Para vaporizar la cara solo se necesita calentar un poco de agua. Sin embargo, hay otras alternativas a la hora de aplicar este procedimiento para limpiar la piel del rostro.
Una opción son los tés e infusiones. Por supuesto, en este caso no te los vas a tomar, sino que los utilizarás en el agua hervida para aprovechar sus diversas propiedades.
Por ejemplo, puedes valerte del té verde. Se afirma que el mismo contiene polifenoles, que brindan efectos antioxidantes.
Además, en el agua hervida que se utilice para vaporizar la cara se pueden agregar hierbas y aceites:
Manzanilla: se recomienda para la piel sensible. En las investigaciones se ha encontrado que tiene propiedades antiinflamatorias.
Romero: tiene efecto astringente, lo que lo hace ideal para dejar el rostro limpio y libre de impurezas.
Geranio: también se le considera un astringente natural que tonifica la piel.
Eucalipto: puede ayudar a limpiar la piel y, si la persona está congestionada, estas inhalaciones también le e.
Lavanda: son diversos los beneficios del aceite esencial de lavanda para la piel, incluyendo el combate del acné.
Cuidados después de la vaporización
Después de vaporizar la cara, debes lavarte con agua y secar, pero con mucho cuidado; sin frotar, ya que tu piel estará un poco sensible. Luego puedes aplicar alguna crema, suero hidratante o aceite facial, dando un suave masaje a tu rostro.
Debido a que tras la vaporización, se estima que se absorben mejor los tratamientos para la cara, es la ocasión de aprovechar para aplicar tus productos.
Beneficios de vaporizar la cara
Son diversos los beneficios de las vaporizaciones faciales. Entre estos tenemos a los siguientes:
Ayudan a que los productos de belleza para el cuidado de la piel del rostro se absorban mejor.
Hacen que el proceso de eliminación de puntos negros sea más sencillo.
Confieren hidratación extra para las personas con piel seca.
Activan el flujo sanguíneo en la piel del rostro.
Ayudan a generar colágeno y elastina.
Reducen la cantidad de sebo.
Tienen un efecto relajante.
Precauciones que debemos tener en cuenta
A pesar de que es un procedimiento muy sencillo, al vaporizar la cara tenemos que tomar ciertas precauciones. Si usamos un dispositivo, debemos leer bien las instrucciones, colocando la cantidad de agua sugerida y ubicándonos a la distancia propuesta por el fabricante.
Por otra parte, ya sea con este equipo o con técnicas caseras, no debemos exceder el tiempo y la frecuencia. Lo recomendado es de 5 a 10 minutos, una sola vez en el día y no más de 2 por semana.
Si la piel es sensible, lo máximo es una vez semanal.
Mientras se realiza la vaporización, debemos mantener los ojos cerrados para no irritarlos con el calor y para que la piel de los párpados también se beneficie.
Otro punto, como ya se señaló, es la temperatura del agua. En el caso de usar toallas, esto es muy importante, ya que las mismas entran en contacto con la piel del rostro.
El riesgo principal que se corre con la vaporización facial es el de sufrir quemaduras. Además, es posible que se presenten ciertos efectos secundarios, como enrojecimiento temporal o sensación de calor, los cuales deben desaparecer en un corto tiempo.
Por otra parte, se sugiere que las personas con rosácea se abstengan de vaporizar la cara. Asimismo, las que sufren de eccema deben proceder con especial precaución, consultando con el médico.