En un mundo cada vez más visual y conectado, el estilo personal ha dejado de ser solo una cuestión de moda para transformarse en una verdadera herramienta de identidad. Expertos en tendencias aseguran que la forma de vestir, los accesorios y hasta la actitud con la que se combina cada prenda reflejan quiénes somos y cómo queremos proyectarnos.
En las calles, redes sociales y pasarelas se observa un mismo fenómeno: la gente apuesta por un estilo auténtico, mezclando prendas de lujo con ropa de segunda mano, diseños artesanales con piezas tecnológicas, rompiendo con la idea de que el estilo debe seguir reglas estrictas.
“La clave está en la autenticidad. Hoy las personas no buscan encajar, sino diferenciarse”, señala la consultora de imagen Mariana López, quien asegura que la moda actual se ha democratizado gracias a plataformas digitales donde cualquiera puede mostrar su estilo único.
Este cambio también impulsa un consumo más consciente: cada vez más jóvenes optan por ropa sostenible, reutilizada o hecha a mano, marcando un giro hacia la responsabilidad social sin perder elegancia.
El estilo, más que nunca, se consolida como una carta de presentación que va más allá de la ropa: es actitud, valores y creatividad en cada detalle.