La imponencia de la planta corona de Cristo destaca más allá de la cuaresma. Es cierto que durante el tiempo litúrgico la especie cobra mayor simbolismo, por la semejanza del tallo con la corona impuesta a Jesucristo para la crucifixión. De hecho, cuenta la leyenda que se usó la misma clase de rama.
Pero en todo el año, la belleza de sus flores, la sencillez del cultivo y la cualidad ornamental le merecen al arbusto espinoso el privilegio de lucirse en jardines y balcones. Si es un ejemplar que cautiva tu atención, apunta las recomendaciones para su florecimiento.
Características de la planta corona de Cristo
También conocida como «corona de espinas» por sus púas, estos ejemplares son comparados con las suculentas. Si de campos abiertos se trata, las laderas y los barrancos son áreas en las que suele desarrollarse; aunque en las terrazas demuestra que es capaz de crecer, siempre que reciba sol.
El nombre científico es Euphorbia milii y pertenece a la familia Euphorbiaceae. A la corona le brotan flores todo el año, con brácteas de color rojo intenso o rosado y hojas ovaladas de textura un poco glabra. Madagascar es el sitio originario de la especie, cuya altura a veces supera el metro y brinda otras utilidades aparte de lo ornamental.
Sobre este punto, una publicación de la Municipalidad de Miraflores comenta el valor de la corona de espinas en herbolaria. La institución indica que a la planta la emplean en fitoterapia y que su látex es conveniente para coadyuvar en el tratamiento del malestar intestinal, la diarrea y los dolores estomacales.
Por otro lado, algunos estudios científicos han probado con relativo éxito el efecto analgésico y sedativo de los extractos de la planta. Más allá de los antioxidantes, que comparte con otras especies, se asume que los componentes más activos en términos medicinales son los diterpenoides y los triterpenoides.
Estos son los cuidados que demanda la planta corona de Cristo para el florecimiento continuo
En general, al arbusto de espinas le basta un suelo sano para desarrollarse. No requiere atenciones meticulosas, pero sí algunas condiciones en pro del florecimiento óptimo.
Protégela del frí
La procedencia tropical de la corona de espinas hace que prefiera temperaturas de hasta 35 °C. No es amigable con el frío y es posible que en invierno pierda hojas.
Dale una dosis de luz
Al cultivarla como planta de interior, esta especie «pedirá» rayos del sol, por lo menos durante 3 horas todos los días. Como solución, acomódala junto a una ventana o en un punto en el que la alcance la radiación solar.
Ten en cuenta que, si decides moverla a una zona externa para su permanencia definitiva, es posible que algunas hojas resulten con quemaduras por no estar habituadas al sol constante. Pero en pocos días la corona de espinas supera la afección y se acostumbra a la nueva estancia.
Mantente alerta frente a posibles infecciones y plagas
Si las hojas de la Euphorbia milii se tornan amarillas, es posible que la tierra no les favorezca o que necesiten más agua. Por otra parte, cuando las ramas o los tallos se vuelven cafés, son altas las posibilidades de que un hongo esté en la planta.
En el primer escenario cambia y nutre la tierra. Por otro lado, en el segundo, la vía es retirar las hojas dañadas y aplicar remedios como el aceite de neem. Según señala un artículo de la revista Vinculando, los componentes químicos del neem inhiben o interrumpen la proliferación de pupas, larvas y huevos.
La falta de luz o el frío excesivo son otros factores que inciden en el florecimiento continuo. Se suman las plagas que, en todas las plantas, provocan el marchitamiento prematuro y las deformaciones.
Algunas de estas plagas listadas por Naturaleza Tropical son las siguientes:
Trips.
Pulgones.
Cochinillas.
Riega y abona
La Extensión de Jardinería de la Universidad de Carolina del Norte destaca que a la corona de Cristo le favorecen los suelos secos o de humedad media con el drenaje adecuado. La señal para hidratar la planta es fijarse si la parte superior de la tierra está seca; al hidratarla, no encharques las raíces y en invierno distancia el riego.
Cuando la planta está en una maceta, abre agujeros al recipiente para garantizar que el agua drene. En caso de contar con un plato debajo del matero, vacíalo cada 15 minutos para ayudar a que no reabsorba el agua.
En cuanto al abono, no lo reclaman, pero una cantidad moderada contribuye a su floración. Asimismo, los fertilizantes para suculentas colaboran con la floración todo el año de la corona de espinas, sobre todo si los disuelves en agua y te aseguras de que no posean boro.
Poda en verano
La poda no es estricta en la corona espinosa. Recurre a ella solo para controlar el crecimiento. Verano es la estación apropiada para recortar las ramas muy largas y otoño se es sugerido para quitar las partes marchitas.
Reproduce por esquejes
Si bien la reproducción por semillas es efectiva, la corona de Cristo suele multiplicarse por esquejes. El método se fundamenta en cortar una rama y sembrarla en una combinación al 50 % de vermiculita y perlita.
No olvides usar guantes de jardinería para no picarte con las espinas ni tocar la savia de la planta.
Precaución: ubica la corona de Cristo en un lugar seguro
Una última recomendación relativa al cuidado de la planta es disponer de un espacio seguro para ella y para los habitantes de la casa, incluyendo mascotas. Sucede que las espinas contienen un líquido tóxico para los ojos y la piel.
El Hospital de Salud Infantil de Queensland advierte si hay roce con la savia. El protocolo consiste en enjuagar la zona afectada con abundante agua durante 15 minutos y acudir por asistencia médica.
Los niños y los animales pudieran sentirse atraídos por el colorido de la planta y tocarla, lo que causaría un pinchazo con las púas. De tener la corona de espinas en patios o jardines, convendría bordearla con rocas ornamentales para evitar el acercamiento. Si la siembras en macetas, ubícala en un punto que dificulte el contacto directo.