Se acerca la primavera y, con ella, la necesidad de almacenar los abrigos para tener a la mano combinaciones frescas. Pero no todos disponemos de armarios espaciosos, así que toca activar el ingenio al ordenar y guardar la ropa correspondiente al cambio de estación.
La tarea se torna tediosa si dejas todo para último momento. En cambio, lo recomendable es ir poco a poco: limpias, organizas y, finalmente, guardas. Sobre todo porque si el clóset es pequeño, es pertinente habilitar otras áreas o recurrir a recursos como cajas plásticas y contenedores alquilados.
A todo el proceso se suma la relevancia del acopio adecuado para no dañar las prendas ni apilar cantidades que, lejos de una solución, se convertirán en un problema. Revisemos la manera conveniente de llevar a cabo este quehacer.
Importancia de ordenar y guardar apropiadamente la ropa de temporada
Si hay una estación del año que da carta blanca para jugar con los outfits es la primavera. Durante estos meses vistes pantalones cortos, franelas frescas y aplicas el layering o superposición de piezas para abrigarte un poco, aprovechando el balance entre la calidez y el frío de la temporada.
El detalle está en que no usarás todos los abrigos pomposos que tenías a disposición durante el otoño y el invierno. Entonces, procura guardarlos del modo apropiado para volver a usarlos en perfectas condiciones.
No actúes a las carreras. Dedícale el tiempo que merece al almacenamiento de ropa delicada y, en ocasiones, costosa.
Siempre que trates las piezas con cuidado, alargas su vida útil y contribuyes a que parezcan nuevas. Además, el ordenamiento es la clave para buscar y encontrar rápido cuando lo demandes.
Consejos para ordenar y guardar la ropa por el cambio de estación a primavera
Para acertar en cuanto a ordenar y guardar la ropa, el principal consejo es vaciar el clóset y clasificar las piezas. Por ejemplo, separa las pieles, el calzado, los tejidos y todo lo que tenga que ver con las estaciones frías. Lo siguiente es aplicar las recomendaciones que ahora exponemos.
1. Sincerarte y reducir la cantidad
No siempre vuelves a usar todo lo que posees; al final, lo que consigues es acumular. Aprovecha para deshacerte de lo que ya no te queda o consideras que no va con tus gustos. Si está en perfectas condiciones, dona tal vestimenta o realiza una venta de garaje.
Este inventario es idóneo para reducir la cantidad de vestidos, ganar espacio en el armario y mantener el orden. Una sugerencia de la guía El arte de organizar es precisar todo aquello que no te hace feliz y regalarlo, reciclarlo, ofertarlo o repararlo; como método que impulsa el desapego, el manual instruye dejar estas cosas en la puerta de la casa, a medida que las elijas, para luego ocuparte de sacarlas.
Conserva solo las piezas que con seguridad repetirías en la próxima temporada.
2. Lavar y reparar la ropa antes de ordenar y guardar
Nunca introduzcas las piezas dentro del guardarropa sin antes lavarlas o llevar a cabo las reparaciones que hagan falta. Recuerda que pasarán varios meses encerradas.
Si están sudadas o llenas de cualquier suciedad, el olor corporal o los perfumes impregnados serán difíciles de quitar luego. Esto, sin contar con que amplías la posibilidad de proliferación de polillas en las telas desaseadas.
Después de lavar, cerciórate de que la ropa esté seca, para que no se genere moho. Si durante el lavado se formaron pelusas, arráncalas con un cepillo especial o con los dedos. Cumplidos estos pasos, dobla y guarda en las repisas o cuelga en los percheros.
3. Apela a contenedores
Cuando los armarios son pequeños, una solución es ordenar y guardar en contenedores plásticos con tapa. Puedes considerar el cartón grueso, pero ten en cuenta que es probable que se rompa. Costará más movilizar las cajas y es propenso al ataque de insectos y roedores.
En cambio, los envases plásticos son funcionales y previenen que los textiles se manchen. No saturarlos colabora con que la ropa quede sin arrugas o pliegues complicados de estirar. Déjalos algo desahogados para que el aire circule y etiqueta.
4. Cuidado con el sellado al vacío
Sellar al vacío prendas voluminosas es una técnica factible de orden y almacenamiento, pues aprovechas todo el espacio disponible en el clóset. Pero no toda la ropa de temporada puede manejarse de esta manera.
Mucha de la indumentaria de frío es confeccionada con texturas que simulan pieles o son acolchadas; si sellas al vacío, estas fibras terminan comprimidas y existe el riesgo de que, al desempacarlas, no retornen a su forma original. Es esencial que corra el aire entre las prendas para que mantengan su aspecto real.
5. Usa naftalina
Las bolas de naftalina dentro del armario mantienen alejados a los insectos, pero recuerda que se trata de un pesticida. Si las añades a los contenedores o las acomodas en una esquina del clóset, protégelas con una bolsa hermética o dentro de un frasco.
El propósito es que ayuden a preservar la ropa de temporada sin causar inconvenientes de salud. La Agencia para Sustancias Tóxicas y el Registro de Enfermedades explica que los repelentes para polillas que contienen naftalina exponen a inhalar los vapores de la sustancia. Asimismo, el químico entraría en contacto con la piel si llega a tocar las telas.
La precaución es proteger este componente para que no esté en roce directo con la ropa ni sus gases se expandan en el armario.
6. Utiliza colgantes extras
Hay piezas que se mantienen mejor si las guindas en lugar de doblarlas: los suéteres, los vestidos y algunos abrigos, de acuerdo con el tipo de tela. En estos casos, es indispensable hacer espacio en el armario. ¿De qué forma lograrlo?
Añade una barra colgante.
En cambio, para aquellas prendas que sí doblarás, es de provecho instalar repisas extras o un estante más en la parte superior. Allí quedarían sin estorbar aquella ropa y accesorios que no lucirás durante un tiempo.
7. Arma pares
Un procedimiento para respetar el orden de la ropa que guardas de cara a la primavera es emparejar las piezas similares y acomodarlas en gavetas con separadores. Junta por juegos todos los guantes, las bufandas, los calcetines y la ropa íntima, por ejemplo.
La estrategia tiene doble propósito:
Organizar por secciones.
Deshacerte de las piezas a las que le falte su pareja.
8. No descuides el calzado
Adquirir un zapatero es mejor que apelotonar el calzado. Igualmente, puedes guardar los zapatos en sus cajas, en baldas o en baúles plásticos. Si tienes botas, rellénalas con periódico para que no pierdan la horma ni se arruguen.
9. Climatiza
La sala de la casa en la que acomodas y guardas la ropa de temporada tiene que estar climatizada: bastante fresca y con humedad controlada. Si almacenas en contenedores plásticos, llévalos a un sitio donde reciban poca luz, ya que esto evita la decoloración de las telas por tantos meses de depósito.
Recuerda la limpieza profunda del clóset antes de ordenar y guardar la ropa
Ninguna técnica de orden y almacenamiento será beneficiosa si el sitio donde tendrás la ropa está desaseado. Antes de todo el proceso de clasificación, descarte y reserva, recuerda limpiar profundamente el clóset para que no haya polillas ni suciedad.
Aspira y pasa un trapo humedecido en agua jabonosa. Complementa la limpieza con saquitos de plantas aromáticas, trozos de jabón o una toalla de papel impregnada del aceite esencial de tu preferencia.
Un deshumidificador es una inversión que vale la pena. La revista Anta Exclusiva resalta que estos aparatos sacan el agua sobrante del aire y la humedad excesiva que puede generarse incluso en la ropa.
¿Qué hacer cuando no basta un armario para ordenar y guardar la ropa?
Si el armario es demasiado pequeño como para complementar con extras de envases, repisas y percheros, considera trasladar la ropa al garaje o al sótano, siempre que la humedad y la luz sean reguladas. En estos escenarios es imprescindible el uso de recipientes herméticos, impermeables y diseñados para estar a la intemperie.
Estaría perfecto contar con un segundo clóset. No obstante, ayudan las bolsas de algodón o lona resguardadas en interiores secos.
Por último, el servicio privado de contenedores externos es una alternativa. Pero en estos casos, considera el desembolso monetario que supone dejar las piezas en un alquiler por tanto tiempo.