El dolor de la pancreatitis es uno de los más potentes de toda la clínica médica. La enfermedad puede ser un proceso agudo o crónico, pero en ambos casos suele acompañarse de una intensa molestia. Además, puede haber otros síntomas, como náuseas, vómitos y fiebre.

La pancreatitis es una patología gastrointestinal que consiste en la inflamación del páncreas. Este órgano se encuentra en la parte superior del abdomen y se encarga de producir enzimas que intervienen en el proceso de la digestión.

Si la patología cursa de modo leve, puede resolverse sin intervenciones. No obstante, también puede evolucionar a complicaciones muy graves. De hecho, el dolor causado por la pancreatitis puede llegar a ser incapacitante.

 

¿Qué es la pancreatitis?

La pancreatitis consiste en la inflamación del páncreas. Esta hinchazón ocurre por la propia acción de las enzimas digestivas que se producen en él. Es decir, las sustancias de la digestión, en lugar de activarse una vez han sido liberadas al tracto intestinal, se activan en el páncreas y lo dañan.

Existen numerosas situaciones que pueden desencadenar esta patología. En primer lugar, el alcohol, que representa una de las causas más frecuentes. Algunos medicamentos o procedimientos quirúrgicos también lo desatan.

Por otra parte, las personas que tienen obesidad y los triglicéridos altos en sangre, o el calcio elevado, también tienen un mayor riesgo de padecerla. Finalmente, la pancreatitis puede ser secundaria a una infección o a un tumor en el páncreas.

La pancreatitis crónica es la que se prolonga en el tiempo, recidivando por meses y hasta años. Puede ser causada por varios episodios de pancreatitis aguda que, al repetirse, forman un tejido cicatrizal en el páncreas, lo que altera su función.

¿Qué síntomas produce?

Tanto la pancreatitis crónica como la aguda cursan con dolor abdominal. Es una molestia intensa que se localiza en la parte alta del abdomen, cerca del estómago, y que a veces se extiende hacia la espalda. No obstante, el resto de síntomas acompañantes varían.

En el caso de la presentación aguda, es frecuente que haya náuseas, vómitos y fiebre. Sin embargo, la crónica no manifiesta estos signos. Se caracteriza por heces líquidas y malolientes, además de pérdida de peso.

 

¿Cómo se alivia el dolor de la pancreatitis?

El dolor que se asocia a la pancreatitis puede durar desde horas hasta convertirse en un síntoma constante si se trata de un caso crónico. Muchas veces, empeora tras la comida o al tumbarse. Por eso, en primer lugar, existen una serie de medidas no farmacológicas para aliviarlo.

Se recomienda intentar permanecer de pie o sentado cuando aparece el dolor. Además, es esencial adoptar una serie de hábitos de vida saludables. Lo primero es dejar de beber alcohol. A su vez, mantener una dieta sana, evitando las comidas muy pesadas y ricas en grasas.

Ante cualquier dolor crónico, muchos médicos recomiendan actividades que ayudan a manejar las sensaciones y emociones. Por ejemplo, la meditación o el yoga. El aprender a centrar la atención en algo diferente al dolor puede mejorar el control del mismo.

 

La receta y prescripción de medicamentos analgésicos es otra opción. Sin embargo, los antiinflamatorios no esteroideos que se consiguen con venta libre, incluso, suelen resultar insuficientes ante la intensidad de la molestia pancreática.

Opciones actuales para tratar el dolor de la pancreatitis

Ante la elevada prevalencia de esta patología y el impacto que tiene el dolor en las personas que la padecen, se han diseñado nuevas técnicas con el fin de aliviar los síntomas de estos pacientes. En primer lugar, el tratamiento quirúrgico que resulta más efectivo es la pancreaticoyeyunostomía.

Esta intervención se realiza en personas con pancreatitis que, además, presentan una dilatación del conducto pancreático. Los cálculos o piedras formados y alojados en el interior son el motivo primordial.

La cirugía consiste en abrir el páncreas y eliminar esos cálculos que producen la obstrucción del conducto. Una vez logrado esto, el páncreas se une al yeyuno, que es la segunda porción del intestino delgado.

Por otra parte, en los casos en los que no exista este problema con el canal, se pueden realizar otras técnicas. No obstante, no han resultado tan efectivas como la anterior. Por ejemplo, una de ellas es la sección de los nervios para intentar interrumpir la transmisión nerviosa del dolor.

Lo mejor: cambiar hábitos y consultar con un profesional

Lo que debemos recordar es que la pancreatitis es una patología que cursa con dolor, ya sea aguda o crónica. Por ello, lo primero es mantener ciertos hábitos adecuados, como evitar el alcohol y cuidar la dieta.

Es el médico el que debe decidir el tratamiento más pertinente para cada paciente. No obstante, en la actualidad, cuando el dolor no cesa bajo terapéutica analgésica, se pueden emplear técnicas quirúrgicas. Los resultados aún no son del todo satisfactorio siempre, pero aún siguen estudiándose.