El tabaquismo continúa siendo una grave amenaza para la salud pública, afectando de manera significativa la calidad de vida de quienes lo practican.
El cigarrillo y el humo del tabaco contienen una gran cantidad de sustancias químicas dañinas, muchas de las cuales son cancerígenas. Estas sustancias son responsables de los múltiples problemas de salud asociados con el tabaquismo, incluyendo enfermedades graves y la muerte prematura.
Una de las consecuencias más devastadoras del tabaquismo es el cáncer. El cáncer de pulmón es el más prominente entre los fumadores, siendo responsable del 80-90% de los casos relacionados con el tabaco.
Además, el tabaquismo también está vinculado a otros tipos de cáncer, como el de boca, faringe, laringe, esófago, estómago, páncreas, cérvix, riñón y vejiga, así como con ciertos tipos de leucemias. El riesgo de desarrollar cáncer se incrementa de manera significativa en los fumadores empedernidos.
Además del cáncer, el tabaquismo causa enfermedades pulmonares graves, como la bronquitis crónica y el enfisema. También empeora los síntomas del asma en adultos y niños.
La enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) es una de las principales enfermedades relacionadas con el tabaquismo y es irreversible una vez que se desarrolla. Aunque dejar de fumar puede ayudar a reparar parte del daño pulmonar, la EPOC deja secuelas permanentes.
El tabaquismo también aumenta significativamente el riesgo de enfermedades cardíacas, como los ataques cerebrales o cardíacos, las enfermedades vasculares y los aneurismas. Las enfermedades cardiovasculares representan el 40% de todas las muertes relacionadas con el tabaquismo.
La enfermedad cardíaca coronaria, que es la principal causa de muerte en los Estados Unidos, está estrechamente vinculada al hábito de fumar. Además, fumar también se ha asociado con trastornos inflamatorios, enfermedades reumáticas y un deterioro general de la función inmunológica.
Estudios han demostrado que los fumadores experimentan una disminución en su calidad de vida en comparación con los no fumadores. Tanto los fumadores jóvenes como los de mayor edad experimentan una reducción en su estado de salud general. Esto se traduce en una menor esperanza de vida y en un aumento en el riesgo de enfermedades graves y discapacidades.
Recientemente, la investigación ha arrojado nueva luz sobre la relación entre el tabaquismo y la diabetes tipo 2. Se ha descubierto que existe una conexión entre el páncreas y una parte del cerebro que se activa cuando se absorbe la nicotina. Esto sugiere que el cigarrillo podría aumentar el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2, una enfermedad crónica que afecta negativamente la calidad de vida de millones de personas en todo el mundo.