Varios indicadores daban a entender que el mercado laboral se iba a resentir en el primer trimestre de 2023; sin embargo, algunos expertos prevén que este año también podrían producirse numerosas contrataciones.
Todo parecía indicar que el empleo en 2023 iba a entrar «en pausa» por culpa de una recesión económica que se avecina, pero que no termina de llegar. Ahora, las perspectivas no son tan inciertas para quienes buscan una nueva oportunidad laboral o que se están planteando abandonar su compañía para irse a una mejor.
Tanto si se producen o no nuevas contrataciones, al estrés de encontrar empleo habrá que sumarle, como siempre, el de caerle bien a tus nuevos colegas.
En determinadas circunstancias, especialmente si eres una persona introvertida, el mero hecho de pensar que tienes que ganarte la confianza de un grupo de personas que no conoces, puede hacer que no te plantees abandonar tu empleo actual.
Aun así, existen determinados trucos psicológicos que puedes utilizar para vencer el miedo y «dar el salto» de cambiar de trabajo.
Te mostramos las opiniones de personas expertas en psicología y científicas en general.
1. Haz muchas preguntas
Cuando te encuentras ante una situación como la de empezar en una nueva empresa, lo normal es que al principio te hagan un montón de preguntas.
Y, aunque el mero hecho contestarlas no implique que vayas a caer mejor o peor a tus nuevos compañeros, la psicología recomienda ir un paso más allá y devolver esos cuestionamientos o hacer nuevos.
Un estudio de 2017 que se publicó en Journal of Personality and Social Psychology analizó esa situación.
Los investigadores examinaron más de 2,000 conversaciones que tuvieron lugar en un encuentro de citas rápidas. A algunos participantes se les pidió que hicieran muchas preguntas a sus parejas y otros se les dijo todo lo contrario, que no lo hicieran.
El estudio demostró que hacer preguntas era un indicador fiable de la simpatía que reflejaba esa persona y que los participantes que hacían más preguntas eran los que más segundas citas conseguían.
2. No tengas miedo a pedir favores
Este truco choca frontalmente con la percepción de la mayoría de personas introvertidas.
Este tipo de gente considera que por pedirle algo a alguien molestará a esa persona. Sin embargo, a diferencia de lo que puede parecer, a las personas les gusta hacer favores.
Una investigación descubrió que cuando le pides un favor a alguien y te lo hace, acabas cayéndole mejor.
Además, no se trata del mero hecho de reforzar el ego de esa persona haciéndole sentir bien, porque un informe del 2016 concluyó que ese sentimiento no prevalece cuando un tercero le pide a esa persona que haga un favor por ti.
Es decir, que el hecho de pedirlo es lo que importa.
3. Encuentra a un enemigo común
En una circunstancia en la que acabas de conocer a alguien existen dos estrategias igual de válidas, pero la más relevante es encontrar cosas que tengan en común.
Lo normal es intentar localizar cosas que ambos amen, pero la psicología constató que, si hay algo que realmente hace que dos personas conecten entre sí es el odio y mejor aún en el trabajo.
Así lo reveló un experimento realizado en 2011 en el que se concluyó que, si un desconocido y tú detestan a la misma persona, eso les acerca más.
4. Da la impresión de que sabes escuchar
Este truco parece sencillo, pero en ocasiones es verdaderamente complicado de poner en práctica, especialmente si acabas de incorporarte a una nueva organización y todo el mundo intenta hablar contigo al menos un momento para intentar mostrarse amables.
Además, no solo basta con escuchar, sino que también tienes que aparentar que estás haciéndolo en tu trabajo.
En ese sentido, la psicología expresa que, para que parezca que estás atendiendo, lo mejor es transmitir señales no verbales de calidez y amabilidad, y una de las mejores estrategias de hacerlo es mirar a la gente con una postura abierta, establecer contacto visual, asentir con la cabeza y sonreír. Lo más importante es la sonrisa.
De hecho, un análisis realizado en 2017 por el Instituto de Sistemas Inteligentes y Robótica de la Universidad Pierre y Marie Curie de París reveló que tienes casi 10 veces más probabilidades de ser valorado como una persona afectuosas cuando sonríes.
5. Pide perdón (aunque creas que no es necesario)
Parece contraintuitivo, ya que, si tienes que pedir perdón es porque has hecho algo mal y deberías intentar hacer todo tipo de cosas para intentar caer bien en el trabajo, salvo hacer las cosas mal.
No obstante, el hecho de que pidas perdón no implica que hayas hecho algo mal y ahí podría estar la cuestión.
Numerosas investigaciones han descubierto que las disculpas funcionan bien tanto para cosas que son culpa tuya como para aquellas que no lo son (el mal tiempo, el retraso de un autobús o una cita en el médico que se extiende).
Esta técnica se conoce en psicología como «disculpa superflua» y los expertos han demostrado que funciona.
Un estudio de 2013 analizó un caso real de ello. El experimento consistió en acercarse a desconocidos que se encontraban bajo la lluvia y decirles: «¿Me prestas tu teléfono? Necesito hacer una llamada». La mayoría de la gente no accedía.
Sin embargo, cuando el investigador iniciaba la interacción diciendo: «Siento mucho que sea un mal día por la lluvia», la aceptación aumentaba hasta en 400%.
6. Copia los gestos de la persona que tienes enfrente
Este truco es uno de los más conocidos en psicología para intentar caer bien a la persona que tienes delante en tu trabajo.
Comúnmente se conoce como «efecto espejo», pero, en 1999, los investigadores de la Universidad de Nueva York que lo estudiaron lo denominaron «efecto camaleón«.
Hay personas que lo hacen sin darse cuenta: están escuchando a otra persona y, de manera inconsciente, comienzan a imitar su comportamiento o sus gestos.
Aún así, aunque no se den cuenta, ese mimetismo con la otra persona facilita su simpatía con ella.
Los científicos que investigaron el «efecto camaleón» corroboraron en su experimento que, efectivamente, aquellos sujetos cuyo comportamiento había sido imitado eran más propensos a decir que les había caído bien la persona con la que habían hablado que aquellos que no habían sido imitados.