Oír y escuchar no es lo mismo. La escucha activa implica atender al significado que hay detrás de las palabras, con el fin comprender y respetar los sentimientos o ideas del hablante. Saber escuchar es una cualidad que todo el mundo debería desarrollar, pues es la mejor forma de fortalecer vínculos, solventar conflictos y ayudar al otro.

No obstante, cuando cuidamos a otra persona, la escucha activa y empática se vuelve más pertinente. Es la forma más efectiva de acompañar, apoyar y reconocer las necesidades del afectado. ¿Cómo ponerlo en práctica? ¡Descúbrelo!

Importancia de saber escuchar las necesidades

Todos los ancianos, tanto los que tienen alguna problemática como los que no, requieren una atención integral y especial. Esto implica cuidados médicos, asistencia social, tiempo de ocio, etcétera.

Sin embargo, un aspecto crucial que suele pasarse por alto es la necesidad de ser escuchados y comprendidos por sus seres queridos, cuidadores y sociedad en general.

Saber escuchar es un proceso fundamental que contribuye significativamente con el bienestar y la calidad de vida de las personas que están envejeciendo.

Con relación a esto, un estudio determinó que la escucha activa incrementa la salud mental en las personas mayores. Por lo tanto, es un proceso que no debe obviarse en el cuidado de los demás.

Entre sus grandes beneficios se encuentran los siguientes:

Facilita el conocimiento de las necesidades reales del mayor. Lo que ayudará a satisfacerlas de manera adecuada.

Fomenta la disponibilidad, la cercanía, la comprensión y el encuentro intergeneracional.

Ayuda a afrontar situaciones de estrés, tristeza, desesperación, desconsuelo y angustia que suelen presentarse en la vida de las personas mayores.

Combate la soledad, permite que se sientan acompañados, valorados y apoyados.

Fortalece los vínculos. Lo que contribuirá a que cuenten sus problemas con confianza, se desahoguen y busquen consuelo en el otro.

Fomenta la confianza, la seguridad y el autoestima del anciano.

¿Cómo practicar la escucha activa en cualquier momento?

La escucha activa implica una energía y dedicación adicional. Por ello, no tendemos a aplicarlo en las comunicaciones diarias. Por lo general, mientras el otro está expresándose, solemos pensar en la próxima respuesta a dar o prestamos atención solo a lo queremos. Al final, caemos en malentendidos o conflictos innecesarios.

Debemos evitar esta mala costumbre y practicar la escucha activa. Para ello, te aconsejamos lo siguiente.

1. Atiende al lenguaje corporal

Los gestos y la expresión del cuerpo son parte fundamental de la comunicación, ya que nos aportan información valiosa sobre nuestro interlocutor.

Atiende a las miradas, al movimiento de sus manos, a la tensión de los hombros, a las expresiones faciales, el tono de voz, etc. Esto dará algunas pistas del estado de ánimo, lo que ayudará a comprender mejor lo que quiere expresar.

Asimismo, procura estar atento a tu cuerpo e intenta transmitir apertura y entendimiento. En este sentido, evita cruzarte de brazos, fruncir el ceño, bostezar o poner las manos en las caderas.

En su lugar, puedes sostener una mirada comprensiva, emitir una sonrisa o dar un suave apretón de manos. Estas expresiones pueden expresar y reconfortar más que mil palabras.

2. Parafrasea el mensaje del interlocutor

Esto implica resumir y decir con tus palabras lo que has captado del mensaje. Así, el interlocutor advertirá que lo has escuchado con atención. Un ejemplo puede ser: «Puedo decir, por tu tono de voz, que esto es importante para ti. Lo que creo que estás tratando de decir es… ¿correcto?».

3. Pregunta solo si es necesario

Si no estás seguro de comprender lo que te están diciendo o si sospechas que hay un mensaje detrás de sus palabras, lo ideal será preguntarle abiertamente. Es una forma efectiva de invitarlo a hablar de sus sentimientos e ideas.

Otras recomendaciones para demostrar interés

La mayoría de los cuidadores suelen tener una larga lista de pendientes. No solo deben atender sus asuntos personales, sino también dedicar tiempo para suplir las necesidades de la otra persona.

No obstante, es primordial tener un buen manejo del tiempo y reservar un espacio libre de interrupciones para compartir y escuchar a ese ser querido que está envejeciendo.

Esto puede implicar posponer otras tareas. Aun así, permite transmitir un mensaje importante: lo que tienen que decir las personas mayores también importa.

Si en realidad estás estancado en un asunto de mayor importancia, que no puede esperar, evita dar respuestas apresuradas. En su lugar, pospón la conversación para otro momento y asegúrate de retomarla cuando tengas el tiempo.

Saber escuchar: una cura para el alma

Las personas mayores requieren apoyo y acompañamiento, sobre todo porque la vejez implica una serie de cambios que trastocan su rutina y los convierten en personas cada vez más dependientes.

Esto les genera estrés, ansiedad e incluso depresión. En estos casos, la mejor forma ayudarlos a sentirse mejor es a través de la escucha activa. Si estás cuidando a alguien mayor, no subestimes el poder de esta herramienta y no esperes más para ponerla en práctica.