A tres años de la pandemia de COVID-19, las mutaciones del virus siguen encendiendo las alarmas de las autoridades sanitarias a nivel mundial.

Hace unos días, la epidemióloga y líder técnico de COVID-19 en la Organización Mundial de la Salud (OMS), Maria Van Kerkhove, informó que una de las variantes de ómicron que se encuentra actualmente bajo supervisión es XBB.1.16, también conocida como “Arcturus”.

XBB.1.16 fue identificada en la India y es muy similar en perfil a XBB.1.5. Tiene una mutación adicional en la proteína espiga que, en estudios de laboratorio, muestra un aumento de la capacidad de infección así como un aumento potencial de la patogenicidad, señaló Van Kerkhove en una conferencia del 29 de marzo.

Actualmente existen unas 800 secuencias de esta cepa en 22 países, la mayoría de ellas se encuentran en la India, donde ha reemplazado a otras variantes en circulación. Hasta el momento, la OMS no ha detectado cambios en la gravedad de la enfermedad provocada por esta variante en individuos o poblaciones.

“Debemos permanecer atentos y continuaremos trabajando con nuestros estados miembros a medida que hacemos la transición de todos los pilares de la respuesta porque todo lo que estamos haciendo para COVID-19 es preparación para una pandemia para el futuro”, remarcó la especialista.

Virus de COVID perdura

En vista de que la pandemia sigue provocando la muerte de entre 900 y mil personas al día en todo el planeta, el sigiloso virus responsable del COVID-19 no ha perdido su empuje. Se transmite con facilidad entre personas, desplazándose en gotículas respiratorias en el aire. En algunos casos causa la muerte, pero la mayoría de los contagiados se recuperan sin sufrir daños graves.

“Sea lo que sea que esté haciendo el virus hoy en día, sigue trabajando para hallar otra ruta ganadora”, aseguró el doctor Eric Topol, director del Scripps Research Translational Institute en California.

Nos hemos vuelto insensibles ante la cifra diaria de muertos, señala Topol, pero deberíamos considerarla demasiado alta. Hay que tomar en cuenta que en Estados Unidos las hospitalizaciones y las muertes diarias, si bien son menores que en los peores picos, no han descendido a los niveles bajos que se alcanzaron durante el verano de 2021 antes de que llegara la ola de la variante delta.

En cualquier momento, el virus podría mutar para volverse más transmisible, más capaz de eludir al sistema inmunitario, o más letal. Topol dijo que no estamos listos para eso. Se ha deteriorado la confianza en los organismos de salud pública, lo cual ha provocado un éxodo de funcionarios de salud pública. La resistencia a las órdenes de quedarse en casa y a los mandatos de vacunarse podrían ser el legado de la pandemia.