Andrés Manuel López Obrador, presidente de México, dijo que respeta pero no está de acuerdo con la posición de la Iglesia católica por defender al Instituto Nacional Electoral (INE).

En l conferencia matutina de Palacio Nacional, López Obrador dejó en claro que su Gobierno tiene “muy buena relación” con la Iglesia católica, sobre todo con el papa Francisco.

“Acerca del pronunciamiento de la Iglesia, también somos muy respetuosos de la Iglesia católica y de todas las iglesias. La verdad es muy buena la relación con todas las iglesias y excepcional la relación con el Papa Francisco, es el mejor Papa que ha tenido la Iglesia católica en mucho tiempo”, expuso.

“Es una visión y la respetamos, aunque no estemos de acuerdo con ese punto de vista. Solo es cosa de que se diga que la palabra democracia se compone de dos partes, demos, es pueblo, cratos es poder, la democracia es el poder del pueblo”, dijo.

“La Iglesia somos todos, la Iglesia es todo el pueblo”, puntualizó el mandatario mexicano.

Los obispos católicos de México, representados en la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), expresaron el lunes su preocupación por la reforma electoral del presidenteLópez Obrador.

En un comunicado difundido este lunes, los obispos de México detallaron que dicha reforma “es claramente regresiva, más aún, constituye un agravio a la vida democrática del país”.

En el documento detallaron su más amplio reconocimiento a la importante labor que realizan en la vida democrática de nuestro país, el INE y el correspondiente Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF).

“Ningún ciudadano y menos los gobernantes que juraron guardar y hacer guardar la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos, tienen derecho a impulsar reformas que eliminen o comprometan la fortaleza de las Instituciones que son el soporte del Estado Mexicano, como es el caso del INE y del TEPJF. La sola pretensión de hacerlo pone en entredicho la calidad moral de quienes la impulsan”, detallaron.

La Reforma Electoral de López Obrador causa polémica porque crearía el Instituto Nacional de Elecciones y Consultas (INEC) para sustituir al Instituto Nacional Electoral (INE), órgano autónomo que surgió para quitar el control de las elecciones al Gobierno.

Además los consejeros disminuiría de 11 a siete consejeros electorales, los cuales serían propuestos por medio del voto popular mediante una lista de perfiles elegidos por las Cámaras de Diputados y Senadores, la Suprema Corte de Justicia de la Nación y el titular del Ejecutivo Federal.

También eliminaría 200 diputados y 32 senadores, reduciría el financiamiento de los partidos políticos y redefiniría el concepto de “propaganda” para que el Gobierno se pronuncie durante las elecciones, disposiciones criticadas porque favorecerían al actual partido en el poder.