Por lo anterior, el IMSS expone que antes de realizar cualquier actividad física es necesario conocer el estado de salud, ya que el ejercicio que se realice debe seguir las condiciones del cuerpo y en función de lo que este puede soportar.

La actividad a realizar debe ser llevada con moderada intensidad los primeros días, pues iniciar con esfuerzos exhaustivos sólo incrementa el riesgo de sufrir lesiones y fatiga.

Lo cual puede reducir la capacidad del cuerpo y desmotivar en pocos días a quien desea ponerse en forma.

Ante esto, todas las actividades como caminar, correr, andar en bicicleta, levantamiento de pesas, entre otras, se deben practicar con ejercicios previos de calentamiento y estiramiento de las partes del cuerpo.

Los músculos y tendones no sólo dan fuerza de movimiento al cuerpo, si no que proporcionan la resistencia para que huesos y articulaciones no reciban todo el impacto de la dinámica exterior.

Por eso es muy importante que el entrenamiento inicie con esfuerzos ligeros, incrementándose gradualmente a lo largo de las semanas, conservando la constancia en el mismo.

“La activación física es parte de una vida saludable, pero debe complementarse con buenos hábitos alimenticios en horarios establecidos, descanso suficiente y que la dieta contenga de manera equilibrada los elementos del plato del buen comer que incluye el aporte de proteínas, vitaminas, minerales y fibras que mantienen el correcto funcionamiento del organismo dotándolo de los nutrientes que necesita”.

El Instituto da la invitación a todas las personas mayores de 30 años que deseen iniciar un programa de ejercicios, a acudir a la Unidad de Medicina Familiar (UMF) de adscripción, para que en los módulos de PrevenIMSS se valore su estado de salud y descarte riesgos cardiovasculares.