Moody’s Investors Service ratificó la calificación de Petróleos Mexicanos (Pemex) en B1, pero cambió la perspectiva para la petrolera estatal de estable a negativa, ya que estima probable que enfrente mayores riesgos crediticios.

“La perspectiva negativa de las calificaciones de Pemex refleja la opinión de Moody’s de que, en ausencia de cambios fundamentales en la estrategia comercial de la empresa, es probable que enfrente mayores riesgos crediticios, dada su incapacidad para aumentar las inversiones de capital y mejorar su desempeño financiero y operativo”, explicó la calificadora.

Moody’s reprobó la débil liquidez de Pemex y su alta dependencia del apoyo del Gobierno federal, y proyectó que sus funamentos financieros seguirán deteriorándose.

“Pemex continuará registrando un flujo de efectivo libre negativo y la necesidad de grandes cantidades de financiamiento externo dadas las pérdidas persistentes en el negocio de refinación de la compañía, la necesidad de mantener el gasto de capital al menos en los niveles actuales para sostener la producción y las reservas estables, altos costos de intereses y elevados vencimientos de deuda en 2023-2025”, expuso la agencia.

“La acción también toma en cuenta que el acceso de Pemex a los mercados de capital es actualmente limitado dado su alto riesgo crediticio intrínseco y la falta de medidas para mitigar su exposición a riesgos ambientales, sociales y de gobierno corporativo (ASG o ESG, en inglés)”, detalló.

Estimó que Pemex seguirá recibiendo apoyo del Gobierno este año y el próximo, pero advirtió que la siguiente Administración tendrá dificultades para continuar ayudando a la empresa del Estado, pues la perspectiva de reducción del espacio fiscal restringiría capacidad del soberano.

“Desde 2016, y cada vez más desde 2019 hasta 2023, el Gobierno ha apoyado a Pemex de varias maneras, incluidas inyecciones de capital, reducciones de impuestos y redención anticipada de notas por cobrar del Gobierno”, refirió.

“Moody’s asume que el Gobierno, como prometió, continuará financiando las necesidades de efectivo de Pemex en 2023 y 2024, y ayudará a la empresa a cumplir con las amortizaciones de su deuda de 4 mil 600 millones de dólares en 2023, 10 mil 900 millones en 2024 y 4 mil 900 millones en 2025”.

Al 31 de marzo de 2023, la compañía tenía 3 mil 300 millones en efectivo, no disponibles para hacer frente a los vencimientos de deuda. La deuda financiera de Pemex cerró el año pasado en 107 mil 700 millones de dólares.

Moody’s advirtió que podría bajar la calificación de Pemex ante la evidencia de una disminución en la producción y las reservas a mediano plazo, o si su desempeño operativo se erosiona aún más por la falta de inversiones de mantenimiento.

Asimismo, indicó que un aumento en el flujo negativo de caja libre, que haría que la trayectoria de su deuda se desplace hacia arriba, también podría conducir a una rebaja en la nota.

“El horizonte en el que podrían materializarse estas tendencias es incierto. Si bien la acción o inacción de la política podría llevar a Moody’s a que estos riesgos cristalizarán, es posible que se necesite un periodo de 18 meses para evaluar las consecuencias crediticias”, acotó.

Planteó que una reducción de la calificación de México probablemente resultaría en una rebaja a las notas de la petrolera estatal.

“Debido a que las calificaciones de Pemex dependen en gran medida del apoyo del Gobierno de México, un cambio en los supuestos de Moody’s sobre el apoyo del Gobierno y su oportunidad podría conducir a una rebaja”, mencionó.

Por otro lado, entre sus consideraciones ASG, Moody’s destacó que Pemex tiene una alta exposición al riesgo de transición de carbono, por lo que enfrentará una presión creciente a medida que continúan los esfuerzos de descarbonización y la transición global hacia una energía más limpia.

“Además, Pemex enfrenta mayores riesgos relacionados con los desechos y la contaminación debido a la quema de gas de la empresa y al creciente número de accidentes”, expuso.