El presidente municipal de Altamira, Dr. Armando Martínez Manríquez, acompañado de su esposa, la C.P. Rossy Luque de Martínez, presidenta del Sistema DIF local, asistió a la festividad en honor a la Virgen del Carmen, patrona de los marineros. Este evento, que une a las ciudades del sur de Tamaulipas (Altamira, Ciudad Madero y Tampico) se llevó a cabo en el Club Internacional de Yates de El Moralillo, Veracruz, y el mismo contó con la participación de una multitud de fieles y ciudadanos.

La festividad inició con una solemne misa oficiada por el obispo de la diócesis de Tampico, quien destacó la importancia de la Virgen del Carmen como protectora de los marineros y guía espiritual de las comunidades costeras. Durante su homilía, el obispo hizo hincapié en la necesidad de mantener viva la fe y las tradiciones que nos identifican como pueblo.

El Dr. Armando Martínez Manríquez, en su discurso, subrayó la relevancia de la festividad y el papel crucial que juega en la cohesión de las ciudades hermanas.

“Hoy celebramos no solo nuestra devoción a la Virgen del Carmen, sino también la unión y fraternidad que caracteriza a nuestras comunidades. Este evento es un recordatorio de que juntos somos más fuertes”, afirmó el alcalde.

La festividad incluyó una impresionante procesión náutica, encabezada por una embarcación en la que viajaban las autoridades estatales y municipales, entre ellos el Secretario de Turismo del Estado de Tamaulipas, Lic. Benjamin Hernández Rodríguez y representantes de los alcaldes de Tampico y Ciudad Madero. La procesión, con embarcaciones adornadas con flores y estandartes, recorrió las aguas del puerto, simbolizando la protección divina de la Virgen sobre los marineros y sus familias.

Posteriormente, se llevó a cabo una serie de actividades culturales y recreativas que destacaron la riqueza cultural de la región. Entre ellas, se presentaron danzas folclóricas, música tradicional, entre otras.

Esta festividad en honor a la Virgen del Carmen no solo celebra la devoción religiosa, sino que también sirve como un importante espacio de encuentro y promoción del turismo religioso entre los habitantes de Altamira, Ciudad Madero y Tampico, promoviendo así un espíritu de colaboración y unidad que beneficia a toda la región.