Madres de familia de la escuela primaria Isauro Alfaro, en Ciudad Madero, denunciaron que varios salones presentan daños estructurales en el techo, con pedazos de concreto que se han desprendido… aunque, según el ITIFE, “no hay riesgo”.

Lo curioso —por no decir absurdo— es que en lugar de reparar los salones, se invirtió en remozar la cancha y la banqueta exterior. Porque claro, nada dice “seguridad escolar” como una banqueta nueva y un techo que amenaza con caerse.

Las mamás aseguran que la directora fue notificada por Protección Civil mediante un acta de incidencia, pero nunca avisó a los padres. Y mientras tanto, los alumnos siguen tomando clases bajo techos cuarteados.

En uno de los salones, un pedazo de concreto cayó a un costado de un mesa banco, sin herir —milagrosamente— a una estudiante.
Pero al parecer, para las autoridades, los milagros son parte del protocolo.

El pasado 9 de octubre, la arquitecta Graciela Martínez, enlace del ITIFE, acudió a evaluar la situación. Subió, tomó fotos y concluyó que “no hay peligro de derrumbe”. Eso sí, recomendó reforzar techos con vigas de acero, retirar el entortado, impermeabilizar, cambiar la instalación eléctrica y enjarre nuevo.

Mientras el oficio viaja de escritorio en escritorio —del plantel al Crede y luego al ITIFE—, los niños de Sexto A, Sexto B y Cuarto A seguirán rotando salones, esquivando grietas y esperando que el siguiente pedazo de techo también caiga “milagrosamente” a un lado.

Las madres de familia exigen una solución inmediata, no más diagnósticos, ni fichas técnicas… sino techos seguros para sus hijos.