Después de varios días de afectaciones a los cuerpos de agua de la ciudad, Pemex continúa sin detectar el origen de la fuga de hidrocarburo; urge acabar con la contaminación.
Si bien, personal acudió al punto afectado ubicado en el ejido Maclovio Herrera (Miradores) no ha sido posible resolver el problema, mientras que el hidrocarburo continúa escurriendo hacia dos presas rurales —una particular y otra ejidal— utilizadas por los habitantes para consumo, riego y abrevadero de ganado.
Carmelo García, comisariado de dicho poblado, externo el malestar de la comunidad ante la falta de resultados por parte de la paraestatal.
“Ya vinieron ingenieros, abrieron pozos, buscaron el punto, pero no lo encontraron. El agua sigue negra y con olor a petróleo”, establece.
Es notario observar en la superficie del agua una gruesa capa de chapopote que impide su uso. Agricultores temen la pérdida de sus cultivos de plátano, guayaba y mango, mientras los ganaderos reportan que sus animales rechazan el agua contaminada.
Hace referencia que hace quince años ocurrió un incidente similar que dañó las mismas presas, que daño campos de cultivos completos, sin que Pemex reparara los daños ni compensara a los afectados.
Las lluvias recientes habían devuelto la esperanza a la zona rural, recuperando los niveles de agua tras una prolongada sequía, pero el nuevo derrame ha encendido la alarma entre los pobladores.
“Antes no teníamos agua por la sequía, y ahora que hay, está contaminada. Queremos soluciones, no promesas”, agregó.
Por tanto, demanda la intervención urgente de las autoridades ambientales, la implementación de un plan de limpieza y un monitoreo constante, para evitar que el daño ecológico se vuelva irreversible.