Tamaulipas se encuentra al borde de una crisis hídrica sin precedentes. El Sistema de Riego 025, el más grande del país, no tiene una sola gota disponible, dejando a más de 230 mil hectáreas condenadas a sembrarse bajo condiciones de temporal y sin ninguna certeza de humedad.
Mientras productores luchan por salvar el ciclo agrícola, la situación se agrava por otro dato alarmante: las presas internacionales de las que México envía agua a Estados Unidos están prácticamente vacías.
Con una capacidad total de 4,040 millones de m³, hoy apenas retiene un 24.2%. Esta presa, ubicada entre Coahuila y Texas, es una de las principales fuentes del volumen asignado para cumplir el Tratado de Aguas de 1944.
La situación es aún más dramática en la presa Falcón, compartida entre Tamaulipas y Texas: de sus 3,265 millones de m³, solo mantiene 11.6%, uno de los niveles más bajos de su historia.
A pesar del colapso, ambas presas siguen siendo las fuentes de donde se extrae el agua que México envía a Estados Unidos, lo que incrementa la presión sobre el campo tamaulipeco.
Productores del norte señalan directamente a autoridades federales por haber entregado agua de manera anticipada, dejando al sector agrícola sin margen de maniobra.
Jorge Luis López Martínez, representante de Tamaulipas ante el Consejo de Cuenca del Río Bravo expuso:
“Nos dañaron severamente este ciclo. Entregaron agua anticipada desde finales del año anterior. Hoy no hay una sola gota disponible para los agricultores mexicanos en la frontera.”
López Martínez lanzó una alerta contundente: “nos metieron en un problema que si no lo corrigen a tiempo van a desaparecer este sistema de riego de la existencia en el país.”
Si las lluvias de invierno lo permiten, los productores sembrarán la mitad de la superficie, cuidando cada milímetro de humedad. Para marzo, cuando la siembra requiera auxilio, apenas aspiran a obtener medio riego, en el mejor de los casos.
El norte de Tamaulipas, otra vez, queda expuesto a la fuerza de la sequía y a decisiones que profundizan la crisis.