La incorporación de dispositivos tecnológicos a las vidas de los más jóvenes ha disparado distintas alarmas sociales. Una de ellas tiene que ver con el consumo y producción de contenidos con connotaciones sexuales en redes sociales.

La hipersexualización como así se le ha denominado entre niñas, niños y adolescentes ha emergido como una problemática alarmante en México y Tamaulipas, al punto de ser considerada por especialistas y legisladores como una “Nueva pandemia mecánica” de la era moderna.

Consiste en la exaltación de los atributos sexuales de una persona por encima de otras cualidades. En el caso de niñas, niños y adolescentes, este fenómeno ha sido normalizado e incluso legitimado a través de las redes sociales.

Esta tendencia, se refleja en prácticas como concursos infantiles con maquillaje excesivo, vestimenta sugestiva y bailes con connotaciones eróticas, como el “twerking”.

Con el objetivo de detener esta forma de violencia simbólica y estructural, el diputado local de Morena, Sergio Arturo Ojeda Castillo, presentó una iniciativa ante el Congreso del Estado para llevar a cabo reformas a la Ley de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes de Tamaulipas, con el fin de otorgar mayores facultades a la Procuraduría de Protección especializada, para investigar y judicializar actos que promuevan este tipo de conductas.

Ojeda Castillo explicó que, aunque estas expresiones pueden parecer inofensivas para ciertos sectores de la sociedad, representan una amenaza real para la integridad y el bienestar de la infancia, al fomentar escenarios de abuso, explotación sexual y pornografía infantil.

“El problema es que estas prácticas, disfrazadas de diversión o talento, despojan a los menores de su inocencia y los colocan en una situación de vulnerabilidad permanente”, enfatizó.

Un porcentaje importante de los vídeos que se ventilan en las diversas redes sociales como Tik – Tok u otros sitios, incluyen gestos seductores como morderse los labios y sacar la lengua, incorpora canciones con connotaciones sexuales, se realizan bailes seductores, la vestimenta deja al descubierto partes del cuerpo como el torso o la espalda.

“Convertir a las niñas en ‘mini adultas’ genera un erotismo precoz que distorsiona su identidad y afecta su percepción del propio valor”, advirtió.

El planteamiento legislativo hace énfasis en que frenar esta problemática no implica negar la educación sexual, sino garantizar que ésta se imparta de manera oportuna, gradual y adecuada a la etapa del desarrollo en la que se encuentra cada infante.

“La sexualidad es parte esencial del ser humano, pero no debe manifestarse en los menores como lo hace en los adultos. Es responsabilidad del Estado proteger su desarrollo libre, seguro y pleno”, concluyó.