La temporada decembrina llegó acompañada de una auténtica “guerra comercial” en la venta de pinos navideños, donde los precios registran incrementos significativos en comparación con años anteriores.
En puntos de venta como son las tiendas de autoservicio, los pinos naturales tipo Douglas —entre los más populares por su aroma y su aspecto tradicional— se ofertan en 999 pesos para ejemplares de 1.8 a 2.1 metros, mientras que los de 2.1 a 2.4 metros alcanzan los mil 399 pesos.
Tiendas de competencia transnacional, así como diversos viveros locales, mantienen disponibilidad de árboles naturales, con una demanda creciente por parte de familias que buscan ejemplares frescos, algunos de ellos de origen regional.
Sin embargo, la variación en los precios ya genera reacciones entre los consumidores. María Fernanda Torres, madre de familia, consideró que “este año sí se pasaron, los precios están bastante más altos. Antes con mil pesos comprabas un árbol grande, ahora apenas alcanza para uno mediano”.
En contraste, para Arturo Elizalde, comprador habitual de árboles naturales, el incremento es razonable “La verdad no los veo tan caros. Son árboles traídos de lejos y de buena calidad. Además, huelen muy bien, vale la pena el gasto”.
Otros, como la joven estudiante Karina Lozano, opinan que depende del lugar donde se compre “En algunos viveros encontré precios accesibles, pero en las tiendas grandes sí están más elevados. Hay que buscarle”.
En Ciudad Victoria también persiste una marcada inclinación hacia los pinos artificiales, una opción elegida por quienes desean evitar prácticas de tala ilegal y contribuir a la reducción de la deforestación. No obstante, especialistas y comerciantes recuerdan que los pinos naturales ofrecidos en temporada provienen de plantaciones autorizadas, sembradas exclusivamente para su venta anual.
A pesar de la diferencia en preferencias, tanto los árboles naturales como artificiales continúan siendo un símbolo central de las fiestas decembrinas. Su colocación marca el inicio del ambiente navideño y se convierte en el punto de reunión familiar donde se depositan los tradicionales regalos.