Victoria, Tamaulipas.- Es Semana Santa, y aunque las costumbres cambian, las tradiciones todavía resisten entre pasillos, puestos y manos trabajadoras del Mercado Argüelles que, año con año, enfrentan la misma escena: la abstinencia de carne.

La señora Rosy, locataria de pollo fresco, es testigo de esa fe que sobrevive, aunque cada vez menos presente en las nuevas generaciones.

“Bueno, a mi consideración, ¿verdad?, muy personal, yo sigo creyendo, ¿verdad?, en la fe, es más que nada fe. La juventud de hoy, hoy está muy apartada de la fe, de la iglesia, de la religión, ¿verdad? Pero nosotros aún seguimos creyendo en esto de la Semana Santa, en las tradiciones, ¿verdad?, de lo que conlleva.” comentó.

Mientras muchos optan por pescado, nopales o calabacitas, los locales de carne permanecen casi vacíos. Solo uno, entre los puestos de carnicería, mantiene su cortina abierta. Ahí, un empleado nos comparte la realidad de estas fechas.

“Digamos que de un 100%, digamos que de un día si vendíamos, no sé, a 10 o 15 clientes, se ha bajado 3, 4, o sea, casi al mínimo.” informó.

La tradición pesa más que el antojo, al menos para algunos. Para las clientas Elvira y Cesaría, la costumbre de no comer carne no es simple dieta, es una enseñanza que heredaron.

“A nosotros enseñaron que estos días no se come. Por la Semana Santa, festeja uno la Semana Santa. Comer puro nopal, calabacita, pollo, o sea, cosas que no sean…”, expresó.

Y con nostalgia, reconocen que el respeto por estas creencias parece desvanecerse.

“Muchos dicen que pecan todo el año y ahora se hacen los santitos. Ya están bien corrompidos hoy. Ahorita ya no respetan, ahorita ya todo, mire, la verdad que sí, ahorita no hay respeto ya de nada, ya ahorita son puro niños que ya ni respetan a los papás ni a las mamás.” reveló.

El Mercado Argüelles sigue vivo, aunque cambien las costumbres. Los puestos se adaptan, las voces se transforman y las tradiciones… esas resisten mientras haya quien las recuerde y las comparta.