La sobreexplotación del agua en las presas de Tamaulipas ha encendido las alarmas en el sector ganadero, que enfrenta una crisis alimentaria y de subsistencia agravada por la sequía prolongada y decisiones de política federal.

Ángel Lara Martínez, representante de la Liga de Comunidades Agrarias, alertó sobre el abandono institucional que sufre el campo, mientras el recurso hídrico se desvía para fines ajenos a la producción ganadera.

“El norte del estado, que antes era el granero de México, se ha vuelto zona de temporal sin agua suficiente ni para el sorgo”, afirmó.

Los ganaderos denuncian que la falta de forraje, alimento y agua para el hato ha puesto en jaque la actividad productiva en zonas clave del estado. Aunque se han registrado lluvias dispersas en la frontera, la mayor parte del territorio permanece en rojo por la escasez.

Lara Martínez pidió a las autoridades resistir presiones externas, como el pago de agua a Estados Unidos, y reclamó la ausencia de CONAGUA ante tomas ilegales y mal manejo del sistema de riego.

“Mientras enfrentamos aranceles al jitomate y prohibiciones al maíz transgénico, seguimos cediendo agua sin condiciones claras. Es momento de que los senadores dejen la pose y actúen con seriedad”, sentenció.

El sector demanda medidas inmediatas: apoyo para preservar forraje, renovación de maquinaria y presencia de las autoridades federales en el territorio rural.
Sin respuestas concretas, la ganadería tamaulipeca se asoma a una etapa crítica.