Una familia victorense ha decidido enfrentar la crisis de baches que azota las calles de la ciudad con sus propias manos. Armados con palas, tierra y dignidad, don Juan y sus hijos dedican sus días a reparar daños en el pavimento a cambio del apoyo de los manejadores locales.

“Yo tengo varios años ya haciendo esto”, revela Juan, que, sin uniforme ni sueldo, pero con determinación, se ha convertido en el salvador de los automovilistas que a diario sufren por las calles llenas de hoyos.

Esta familia sale todos los días de 11 de la mañana a 5 de la tarde para rellenar baches, limpiar escombros y evitar accidentes, todo a cambio de unas monedas voluntarias.

“No andamos haciendo nada malo. Malo sería andar robando. Aquí nomás pedimos una moneda si pueden, y si no, no pasa nada”, declara don Juan con la frente en alto y las manos llenas de tierra.

Han trabajado en varios puntos de la ciudad: la colonia Sosa, las vías del tren, rumbo al Esfuerzo, Matamoros y la zona de la Carrera. A donde vayan, dejan un rastro de mejora.

“Aunque sea poquito, se ve mejor y es más seguro. Si no hiciéramos esto, los carros van despacito, rebotando, y hasta pueden chocar”, añade Juan, mientras uno de sus hijos limpia el área intervenida.

Lejos de estorbar, esta familia está dando ejemplo de trabajo honesto y apoyo comunitario, sin pedir nada más que respeto y una oportunidad de ganarse la vida sin delinquir.

“Que lo vean como algo positivo. No es ilegal, y hasta se ve bonito. No le estamos quitando nada a nadie”, concluye.