En el año 2015, la vida de Mario José Solís Martínez dio un giro inesperado. El primero de julio de ese año, su esposa, Alicia Arcos Miranda, maestra en Ciudad Victoria, falleció tras una larga batalla contra el cáncer y dejó una plaza como docente en la preparatoria número tres, que generó una serie de problemas con el sindicato.

El sindicato, en un primer momento, asignó la plaza de Alicia a Mario José, un paso que parecía lógico, pero se encontró con obstáculos que iniciaron una larga lucha por mantener esa plaza. Solís señala que su relación con algunos miembros del sindicato se deterioró, en particularcon la maestra Laura Álvarez, además de sufrir un trato desfavorable de Juan Zúñiga, conocido como “El Chato”, quien según Solís, le manifestó que no merecía la plaza porque no era “un verdadero maestro”

Para aclarar la situación pidió apoyo sindical pero obtuvo una respuesta evasiva. En 2020 o 2021 fue presionado a firmar unos papeles porque le dijeron que la única opción era renunciar a la plaza, algo que él asegura nunca aceptó, pero el trato de los sindicalistas pasó a la amenaza directa e inclusive “me querían golpear”, dice. 

A pesar de no haber faltado de manera injustificada, su plaza fue retirada bajo el argumento de que no cumplió con su carga horaria, por lo que Mario José sigue luchando por recuperar la plaza de su esposa. En ese sentido, expresa gran desconfianza hacia el sindicato, acusando a personas como Laura Álvarez y Juan Zúñiga de influir en la pérdida de su plaza, que aún no ha logrado recuperar.