La Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos (CROC) en Victoria está al borde del colapso. En solo unos años, esta histórica organización sindical ha sufrido un desplome brutal, pasando de más de 6 mil 400 afiliados a apenas 200 trabajadores activos.

La alarmante caída fue confirmada por Lorenzo Balderas Castillo, dirigente de la Unión de Obreros y Trabajadores de la construcción adheridos a la CROC, quien reconoció que la crisis económica, la pandemia y más de seis años sin obra pública participativa han hecho estragos en sus filas.

“Sí se ha debilitado el gremio, los obreros al no tener trabajo se van. No se van con otra central, se van del estado, se van a buscar qué comer”, lamentó el líder sindical.

Hoy, lo que alguna vez fue una fuerza obrera poderosa en la capital del estado, apenas sobrevive con pequeñas obras privadas, mal pagadas y de corta duración. La situación es tan crítica que muchos ex obreros han tenido que vender mercancía en los tianguis para sobrevivir.

“Algunos se fueron, otros andan vendiendo cosas en los puestos. Ahí los mira uno… ya bajó mucho”, señaló Balderas Castillo.

Las pocas obras que surgen se detienen con el mal clima, y los trabajadores deben “aprovechar los días buenos”, mientras luchan por llevar sustento a casa.

La CROC en Tamaulipas enfrenta uno de los momentos más difíciles de su historia. Lo que alguna vez fue un sindicato fuerte y con presencia, hoy sobrevive con las uñas, víctima del abandono, la precariedad y la falta de inversión pública.