Un destacamento de 20 elementos en bicicleta, armados no solo con radios y toletes refuerzan los patrullajes sobre las calles del centro de Ciudad Victoria.
Son los “Correcaminos”, el Agrupamiento Ciclista de la Guardia Estatal (GE), una fuerza silenciosa pero efectiva que ha comenzado a dar resultados contundentes contra la delincuencia.
Rápidos, ecológicos y cercanos a la población, estos agentes han tomado por sorpresa a quienes merodeaban con malas intenciones entre comercios, banquetas y planteles educativos. Y es que, gracias a su agilidad, los “Correcaminos” llegan a donde las patrullas motorizadas no pueden, persiguiendo a los maleantes hasta en los rincones más estrechos del centro histórico.
“La gente nos lo dice todos los días: se sienten más seguros. Hemos visto una clara disminución de robos a negocios, y la ciudadanía está más tranquila”, aseguró el oficial José de Jesús Castillo Sánchez, uno de los elementos del grupo élite ciclista.
Y no solo vigilan tiendas y negocios. En época escolar, los “Correcaminos” se convierten en guardianes de los estudiantes, implementando el operativo “Escuela Segura” en cada rincón cercano al primer cuadro de la ciudad, protegiendo a cientos de niños y jóvenes.
Su trabajo ha sido tan efectivo que incluso las faltas al Bando de Policía y Buen Gobierno han caído, enviando un mensaje claro a quienes aún creen que pueden salirse con la suya: ¡el centro ya no es tierra de nadie!
Este modelo ya se replica en el sur del estado, donde otro escuadrón de élite, conocido como los “Delfines”, también hace de las suyas pedaleando contra el crimen.
Mientras algunos aún dudan del impacto de este tipo de agrupamientos, los hechos hablan por sí solos: los delitos bajan, la confianza sube y la presencia de los Correcaminos se vuelve un símbolo de orden y esperanza para los victorenses.