Al menos 133 personas fueron detenidas en la noche del lunes tras una manifestación estudiantil a favor de Palestina en la Universidad de Nueva York (NYU), confirmó este martes la policía. Los detenidos ya fueron liberados, aseguró un vocero del Departamento de la Policía de Nueva York. Estas detenciones se producen coincidiendo con un incremento de las protestas en los campus universitarios estadunidenses debido al conflicto en Gaza.
Manifestantes propalestina, armados con bengalas, marcharon hacia la sede de la policía de Nueva York el lunes por la noche, otros ondeaban banderas, tocaban tambores y coreaban “Gaza”.
La tensión crece en muchos campus de las universidades de Estados Unidos, en particular en el de la neoyorquina Columbia, donde arrecian las manifestaciones propalestinas y el discurso antisemita, cuatro meses después de las sonadas dimisiones de dos rectoras.
Esta semana, bajo un sol primaveral en el campus neoyorquino, centenares de estudiantes estaban más determinados que nunca a mantener el campamento instalado en los jardines del centro, en un pulso con la rectora Nemat Shafik, partidaria de que se “pongan las cosas en su sitio” y que este lunes decretó que las clases se realicen a distancia. Los estudiantes piden a la institución que rompa sus lazos financieros con Israel, aliado clave de Estados Unidos.
“Aquí nos vamos a quedar hasta que ellos hablen con nosotros y escuchen nuestras demandas”, dice la estudiante mexicana Mimí Elías, pese a que ha sido suspendida por la universidad tras ser detenida, junto con un centenar de estudiantes, el jueves pasado. “El 99% de nosotros estamos aquí para la liberación de Palestina”, asegura antes de zanjar: “Aquí no queremos antisemitismo, ni queremos islamofobia”.
A la entrada del campamento, un grupo de voluntarios reparte mascarillas y controla quién entra. Un cartel prohíbe el consumo de alcohol y drogas.
“Nos comprometemos a no compartir los nombres o detalles de nadie en este campus (…) ni siquiera a la policía o la administración de Columbia si intentan forzarnos a revelar las identidades de cualquier compañero”, reza una de las consignas.
Mientras tanto, en las afueras del centro, un grupo de manifestantes pide a gritos “Libertad para Palestina”, frente la mirada atenta de decenas de policías que han cerrado algunos accesos al metro y han instalado vallas en las aceras.
En la noche del lunes, la policía antidisturbios detuvo en la Universidad de Nueva York (NYU) a varios manifestantes propalestinos después de que los responsables de la universidad los acusaron de comportarse de forma “desordenada, perturbadora y antagonista”. También en la Universidad de Yale, al norte de Nueva York, hubo 47 detenidos el lunes por la mañana, y en Harvard el parque en el corazón del campus quedó cerrado al público toda la semana.
Para el profesor de Columbia, Joseph Howley, la intervención de Columbia el jueves último fue una “opción nuclear”.
“La universidad ha recurrido a una pésima herramienta. No solo se ha equivocado, sino que ha empeorado la situación”, afirma este profesor de clásicas perteneciente a un grupo propalestino.
Howley asegura que en Columbia hay estudiantes judíos que no quieren estar en el campus porque no se sienten cómodos con la manifestación, pero hay otros que han sido suspendidos tras su detención por participar en las protestas y que se sienten excluidos por su institución.
Para una estudiante de arquitectura de 21 años, que prefiere ocultar su nombre y que no participa en las protestas, lo que está en juego en el campus es la “libertad de expresión”.
“Una de las cosas más importantes de ser estudiante es poder explorar y decir lo que necesites decir, sin ser reprendido y sin que la policía de Nueva York venga al campus y te arreste, sea cual sea tu punto de vista”, dice.
Las universidades estadunidenses son teatro de tensiones desde el inicio del conflicto entre Israel y Hamás el 7 de octubre y la crisis humanitaria que ha desencadenado. Se les ha acusado de no hacer lo suficiente para proteger a los estudiantes judíos.
Tras someterse a audiencias tumultuosas en el Congreso estadounidense, las rectoras de las universidades de Pensilvania y de Harvard se vieron obligadas a dimitir en diciembre y enero pasados, respectivamente. Y la de Columbia, que compareció la semana pasada en el Congreso, aseguró que el “antisemitismo (no tiene) cabida en nuestro campus”, aunque no ha logrado impedir que algunos republicanos que denuncian la “anarquía” pidan su cabeza.
Para el profesor Joseph Howley, el conflicto lo está causando la “extrema derecha estadunidense, que hace causa común con la extrema derecha sionista hegemónica para suprimir el discurso político que no les gusta”.
“Hoy es el discurso sobre Israel-Palestina. La semana que viene, será sobre la raza, el género, las vacunas o el clima”, advierte.
El presidente estadunidense, el demócrata Joe Biden, condenó el domingo por la noche el “antisemitismo flagrante, censurable y peligroso, que no tiene cabida en absoluto en los campus universitarios ni en ningún lugar de nuestro país”.