El presidente Donald Trump anunció en Truth Social que ofrecerá ciudadanía acelerada a agricultores sudafricanos que huyan de su país por “razones de seguridad”, vinculando su decisión a las acusaciones de que el gobierno de Cyril Ramaphosa “confisca tierras a blancos”. “¡Este proceso comenzará de inmediato!”, escribió, reiterando su apoyo a los afrikáneres, descendientes de colonos europeos. La medida profundiza la tensión diplomática con Pretoria, que rechazó entrar en “contraproducente diplomacia de megáfono”.

La polémica gira en torno a una ley sudafricana que permite al gobierno expropiar tierras sin compensación en aras del “interés público”. Trump denuncia que esta norma, vigente desde enero, amenaza a la minoría blanca dueña del 70% de las tierras agrícolas, heredadas del apartheid. Sin embargo, el presidente Ramaphosa defiende la ley como un paso para corregir desigualdades históricas: “La mayoría negra aún sufre las secuelas del colonialismo” , argumentó.

El mandatario sudafricano reveló que planea enviar una delegación a Washington para “hacer un trato significativo” con Trump, tras una conversación inicial que calificó como “maravillosa”. Sin embargo, admitió que las relaciones “descarrilaron” por las críticas del republicano. “No vamos a explicarnos, vamos a negociar”, subrayó Ramaphosa, destacando que Pretoria prioriza acuerdos comerciales y diplomáticos sobre confrontaciones.

La postura de Trump podría estar influenciada por su asesor Elon Musk nacido en Sudáfrica, quien ha criticado la ley de expropiación. Los afrikáneres, grupo étnico al que pertenece Musk, han sido foco de las políticas de redistribución de tierras. Organizaciones agrícolas locales, como Agri SA, advierten que la medida de Trump “polítiza un tema complejo” y podría afectar inversiones extranjeras en Sudáfrica.

Durante el apartheid (1948-1994), la población blanca controló el 87% de las tierras, marginando a la mayoría negra. Aunque la nueva ley busca revertir esto, sectores conservadores la comparan con el Zimbabwe de Mugabe, donde confiscaciones violentas colapsaron la agricultura. “No repetiremos errores, pero la justicia no puede esperar” , aseguró un legislador del Congreso Nacional Africano (ANC).

Trump amenazó con recortar financiamiento a Sudáfrica si persiste la expropiación sin compensación, pero analistas señalan que su política migratoria hacia agricultores es más simbólica que práctica. Por su parte, Ramaphosa insiste en que “la soberanía no se negocia”. Mientras, organizaciones sociales sudafricanas piden al gobierno no ceder a presiones externas en un tema tan sensible como la tierra.