El presidente Donald Trump comenzó  la demolición parcial del ala este de la Casa Blanca para dar paso a la construcción de un nuevo salón de baile, financiado con donaciones privadas, como parte de un ambicioso plan de remodelación de la residencia presidencial.

Durante las primeras horas del proyecto, maquinarias demolieron parte de la fachada, dejando al descubierto escombros, cables de acero y mampostería rota, mientras Trump anunciaba oficialmente el inicio de los trabajos. El mandatario afirmó que el nuevo espacio será un anexo moderno, sin alterar la estructura original de la Casa Blanca, y destacó que el proyecto es un sueño largamente esperado por los presidentes estadounidenses durante 150 años.

El salón de baile, con 8,300 metros cuadrados y capacidad para mil personas, permitirá realizar cenas de Estado y eventos que actualmente requieren carpas. El ala este, tradicionalmente ocupada por las oficinas de las primeras damas, estará conectada con la mansión principal a través de la columnata cubierta.

Trump celebró el proyecto en su red social Truth Social, asegurando que el ala este será “totalmente modernizada” y “más bonita que nunca cuando esté completa”. La remodelación forma parte de un plan más amplio que incluye decoraciones doradas en la Oficina Oval, la pavimentación del Jardín de las Rosas y la propuesta de construir un Arco del Triunfo en Washington.

Las obras están a cargo de la constructora Clark, con experiencia en proyectos emblemáticos en la capital estadounidense, mientras que el diseño del salón conservará el estilo neoclásico de la Casa Blanca, gracias a la firma McCrery Architects.