Al menos mil personas han muerto en Siria, y casi 2 mil 500 han resultado heridas, por el terremoto sufrido con intensidad de 7.7 y con epicentro en Turquía, y sus sucesivas réplicas, informaron diversas fuentes.
Según la agencia de noticias oficial siria SANA, hasta el momento se han registrado 570 muertos en las zonas bajo el control de Damasco, mientras que el grupo de rescatistas Cascos Blancos indicaron que han muerto al menos 430 personas en áreas opositoras en el noroeste del país árabe.
El balance de los 570 muertos ofrecido por SANA, que cita al Ministerio de Salud sirio, solo incluye las víctimas registradas en las provincias noroccidentales de Hama, Tartús, Latakia y en las zonas de Alepo en manos del Gobierno sirio del presidente Bachar al Asad.
Las 430 víctimas contabilizadas por los Cascos Blancos se han producido en la provincia noroccidental de Idlib, el último bastión opositor del país, y en otras partes de la vecina Alepo que también se escapan al control de Damasco.
Estas zonas opositoras son fronterizas con Turquía y se encuentran más cerca del epicentro, por lo que la diferencia en el balance podría deberse a su menor capacidad de coordinar el recuento al no haber única autoridad gubernamental a cargo de las operaciones de rescate.
Además, el grupo de rescatistas ha alertado de las “grandes dificultades” que enfrentan en el desarrollo de las labores de rescate, destacando la necesidad de emplear maquinaria pesada y la amplia extensión de territorio afectado por derrumbes.
En Siria, inmersa en más de una década de guerra civil, la zona afectada se divide entre el territorio controlado por el Gobierno de Bachar al Asad en Damasco y el último enclave del país controlado por la oposición, que está rodeado por fuerzas gubernamentales respaldadas por Rusia.
Es previsible que la cifra de víctimas aumente considerablemente, pues centenares de edificios han colapsado o sufrido graves daños y aún permanece gente entre los escombros.