El líder de la oposición más destacado de Rusia, Alexei Navalny, perdió ayer su apelación contra una nueva pena de prisión de 19 años que amplía su sentencia total a más de 30 años.

Después de una audiencia cerrada a los medios de comunicación, a pesar de las protestas de Navalny y sus abogados, se puso de pie con su uniforme negro de prisión y escuchó al juez Viktor Rogov repasar la lista de sus condenas antes de decirle que su sentencia no había cambiado.

Navalny, de 47 años, es la figura más conocida de la dividida oposición rusa, y sus partidarios lo consideran una figura al estilo de Nelson Mandela que algún día será liberado de la cárcel para liderar el país. El Kremlin lo ha presentado como políticamente irrelevante, y el presidente Vladimir Putin se esfuerza por no pronunciar nunca su nombre.

Sobre el caso del opositor detenido en 2021, Natalia Zviagina, directora de Amnistía Internacional Rusia declaró en enero que “tras el intento de envenenamiento de Aleksei Navalny en 2020 y su detención en 2021, las autoridades rusas intentaron aniquilar la libertad de expresión en el país. Esta rápida e implacable represión les permitió acabar sin dilación con las protestas masivas contra la invasión en gran escala de Ucrania un año después”.

Desde su arresto se comunica con el mundo exterior a través de mensajes enviados a sus abogados, en los cuales sigue denunciando la política del Kremlin y su ofensiva en Ucrania.

Navalny, que se dio a conocer por sus investigaciones sobre la corrupción y por organizar manifestaciones a gran escala, es también un fuerte crítico de la invasión rusa a Ucrania al denunciar “decenas de miles de muertes” en lo que calificó como “la guerra más estúpida y sin sentido del siglo XXI”.

Desde la ofensiva rusa en Ucrania, casi todos los principales opositores rusos fueron encarcelados exiliados.

Como un mártir

Navalny es la figura más conocida de la fragmentada oposición rusa y sus partidarios lo presentan como un Nelson Mandela que algún día dirigirá el país.