El papa Francisco reanudó el miércoles su rutina de audiencias semanales con el público general, un mes después de pasar por una cirugía intestinal.

Durante su esperada aparición recordó el aniversario de la devastadora explosión del puerto de Beirut y expresó su deseo de visitar Líbano algún día.

Francisco se quitó la mascarilla y caminó sin ayuda hasta el centro del escenario en un auditorio del Vaticano. Sonrió e hizo un gesto de saludo antes de ocupar su puesto en una silla acolchada y después se dirigió a cientos de peregrinos y turistas, que llevaban mascarillas para prevenir contagios de COVID-19.

Hacia el final de una audiencia de casi una hora, Francisco habló de la explosión en Beirut y recordó a las “víctimas, sus familias, los heridos y todos aquellos que perdieron casas y trabajo” en el desastre.

El pueblo de Líbano sigue “cansado y decepcionado”, señaló el papa, en referencia a las crisis políticas y económicas en el país mediterráneo. Francisco pidió a la comunidad internacional que ofrezca “gestos concretos” de ayuda al pueblo libanés y no “sólo palabras”.