Una marea humana inunda el Vaticano mientras 19,430 personas han rendido homenaje al Papa Francisco en su primer día de capilla ardiente. El servicio de prensa vaticano confirmó que la basílica de San Pedro podría extenderse su horario más allá de la medianoche para acomodar a las miles de personas que aún esperan en filas interminables. “Todo depende de la afluencia”, señalaron autoridades, anticipando tres días de intensa actividad.
Entre lágrimas y oraciones, fieles de todo el mundo comparten momentos emotivos ante el féretro del primer Papa latinoamericano. Leobardo Guevara, un mexicano de 26 años, esperó más de cuatro horas para unos breves segundos frente al cuerpo: “Se siente paz, era un hombre humilde”, confesó emocionado, envuelto en una bandera de su país. Mientras, el estadounidense Thomas Natcher reveló entre sollozos: “Le escribía cartas… y él respondía”.
El operativo de seguridad transformó Roma, con calles cerradas y controles aeroportuarios para acceder a la basílica. Dentro, un silencio reverencial solo roto por llantos infantiles acompaña el lento desfile frente al ataúd, donde Francisco yace con casulla roja y mitra blanca. Cuatro guardias suizos custodian la escena bajo el baldaquino de Bernini, mientras algunos fieles capturan discretamente el momento con sus celulares.
“Es como despedir a un abuelo”, compartió Sor Caterina, una monja suiza que destacó la emoción espiritual del encuentro. Mientras, Federico Rueda, turista argentino, priorizó este momento sobre otros monumentos: “Es un líder mundial, no solo nuestro”, afirmó con orgullo, vistiendo la camiseta albiceleste. Su testimonio refleja el impacto global del Pontífice, cuyas cartas personales a desconocidos marcaron vidas.
Con el funeral programado para el sábado, obreros ya instalan estructuras para recibir a líderes mundiales y más peregrinos. Las filas, que serpentean por la plaza San Pedro, no dan señales de disminuir, demostrando el inusual fervor popular hacia el jesuita que revolucionó la Iglesia. ¿Extenderán el horario nuevamente? El Vaticano evalúa medidas extraordinarias ante esta ola de devoción sin precedentes.
Mientras el sol cae sobre Roma, la Basílica sigue brillando como faro para quienes buscan consuelo y conexión espiritual. Cada visita, aunque breve, deja una huella imborrable: “Sentí que no estamos solos, el Papa sigue con nosotros”, resumió una monja entre la multitud, capturando el legado de un hombre que transformó el catolicismo con humildad y cercanía.