India volvió a reclamar a la corona británica el diamante Koh-i-noor, incrustado en la corona de la reina Isabel II y que muchos especialistas aseguran que se trata de un símbolo del colonialismo de Reino Unido.
La Corona del Estado Imperial está hecha de oro y tiene 2 mil 868 diamantes, 17 zafiros, 11 esmeraldas, 269 perlas y 4 rubíes. Contiene algunas de las joyas más importantes de la corona: el Rubí del Príncipe Negro, el zafiro de San Eduardo y el diamante Cullinan II, además del Koh-i-noor.
En 1849, tras la anexión británica del Punjab, la pieza cayó en las manos de la reina Victoria y desde entonces es objeto de una histórica disputa de propiedad entre al menos tres países: India, Pakistán e Irán.
India asegura que el diamante de 105 quilates, cuyo nombre en persa significa “montaña de luz”, que la piedra fue “robada” durante el régimen colonial
El Koh-i-noor procede de la mina de Kollur, en India, cuna de diamantes valiosos: Hope, Dresde, el Gran Mongol o el Darya-ye Noor. La pieza fue guardada en un templo hasta que fue robada, indican crónicas de la invasión a India.
India ha solicitado la devolución del diamante en tres ocasiones
Tras su independencia en 1947, India pidió la devolución del Koh-i-noor yt volvió a presentar una petición el año de la coronación de la reina Isabel II.
En 2016, el diamante estuvo en el centro de una batalla judicial después de que una ONG presentara una petición solicitando al tribunal que ordenara al Gobierno indio que exigiera la devolución de la pieza. Países como Pakistán, Afganistán y otras naciones han pedido que Koh-i-noor sea regresado a sus “legítimos dueños”.
Tras la muerte de la reina Isabel II, usuarios de la redes sociales también se han sumado a una campaña con la que se le exige a la familia real devolver la joya.
¿Qué dice la leyenda de Koh-i-noor?
La leyenda del diamante cuenta que traerá la desgracia al hombre que lo posea, pero, si cae en manos de una propietaria, le concederá los mayores éxitos. Los versos dicen:
“Quien posea este diamante dominará el mundo, pero también conocerá todas sus desgracias. Solo Dios, o una mujer, pueden llevarlo con impunidad”.