Tras las elecciones del martes pasado en Israel, ningún partido logró la mayoría en el Parlamento, por lo que el primer ministro Benjamin Netanyahu se verá obligado a hacer alianzas.
El derechista Likud, de Netanyahu, perfila lograr 33 escaños de los 120 escaños.
Le seguiría el partido Yesh Atid (Hay Futuro) del centrista Yair Lapid, con 18 escaños.
Los resultados del Likud, junto a los de sus aliados religiosos de derechas, darían al bloque pro-Netanyahu unos 53 o 54 escaños, según estas proyecciones.
Los partidos opuestos a Netanyahu se harían con 59 escaños.
La mayoría para formar gobierno está en 61 escaños.
Ante eso, el primer ministro podría formar una coalición mayoritaria de derechas con el apoyo del líder conservador radical
Naftali Bennett, quien se haría con unos siete u ocho escaños, según los sondeos.
Bennett, crítico con la gestión del primer ministro, además, firmó una declaración en la que asegura que no formará parte de un gobierno de Lapid, pero sin decir si se unirá a uno con Netanyahu.
Israel realizó las cuartas elecciones en dos años, mientras el premier está acusado de corrupción.
Además, de una intensa movilización por la vacunación masiva.
Netanyahu, la figura política dominante de su generación, ha estado en el poder continuamente desde 2009.
Sin embargo, el electorado del país de Oriente Medio está profundamente polarizado.