La embajada de China en México rechazó como “calumnias” y “difamaciones” las acusaciones de EU sobre el origen chino de precursores de fentanilo. Criticó un tuit de la embajada estadounidense en X que responsabiliza a China por esta crisis, señalando que “echa culpas a otros para evadir su problema interno”. La respuesta diplomática subraya la tensión entre ambos países, mientras México funge como escenario de este debate global.
China afirmó tener “las políticas antidrogas más rigurosas del mundo”, destacando que en 2019 clasificó todas las variantes de fentanilo como sustancias controladas, siendo el primer país en hacerlo. “Hemos cooperado con EU, pero no aceptamos falsedades”, declaró la embajada. Datos oficiales chinos respaldan que, desde 2017, han incautado 11.9 toneladas de precursores químicos vinculados a drogas sintéticas, aunque EU insiste en su rol como proveedor clave.
Beijing instó a Washington a “tratar su problema de fentanilo con objetividad” en lugar de difamar. “La cooperación antidrogas bilateral ha sido notable, pero es frágil”, advirtió. Expertos recuerdan que el 90% del fentanilo incautado en EU en 2023 llegó desde México, pero insisten en que los precursores salen de Asia. China exige “corregir prácticas erróneas” para no afectar relaciones, mientras EU presiona con sanciones a empresas chinas.
Aunque China y EU colaboraron en 35 casos antidrogas entre 2020-2022, la retórica actual amenaza avances. México, en medio del conflicto, ha pedido a China regular exportaciones químicas y a EU combatir su demanda interna. La ONU estima que 70% de muertes por sobredosis en EU son por fentanilo, pero Beijing recalca que “sin demanda, no hay mercado”, culpando al modelo sanitario estadounidense.
Analistas prevén que la disputa escalará si EU no modera su postura. China insiste en que “acusaciones sin pruebas dañan la confianza”, mientras México busca evitar ser campo de batalla. Con elecciones en EU en 2024, el tema podría politizarse más, retrasando soluciones. La embajada china cerró con un llamado a “priorizar diálogo sobre confrontación”, aunque el camino sigue bloqueado por desconfianzas históricas.