Ucrania aseguró el jueves que sus fuerzas hundieron el buque insignia de la flota rusa en el Mar Negro, pero Moscú informó que el barco solamente resultó dañado por un incendio, sin mencionar un ataque.

La pérdida del barco sería una gran derrota militar y simbólica para Rusia mientras sus tropas se reagrupan para una nueva ofensiva en el este de Ucrania después de retirarse de gran parte del norte, incluida la capital.

Rusia dijo que un incendio a bordo del Moskva, un buque de guerra que normalmente tendría 500 marineros a bordo, obligó a toda la tripulación a evacuar el barco. Más tarde dijo que el fuego había sido contenido y que el barco sería remolcado a puerto con sus lanzadores de misiles guiados intactos.

El barco lleva 16 misiles, según un analista militar, y su retirada del combate reduciría en gran medida la potencia de fuego de Rusia en el Mar Negro. Independientemente del alcance del daño, cualquier ataque representaría un gran golpe para el prestigio de Rusia siete semanas después de una guerra que ya se considera un error histórico. El mes pasado, el portatanques ruso Orsk fue alcanzado e incendiado en un ataque en Berdyansk, en el Mar de Azov.

No fue posible conciliar de inmediato los diferentes relatos.

El Gobernador de la región de Odesa, Maksym Marchenko, explicó que los ucranianos alcanzaron el buque lanzamisiles Moskva con dos proyectiles y provocaron “daños graves”.

Esto sucede mientras Kiev busca obtener más apoyo. Ayer, el Presidente de Estados Unidos, Joe Biden, calificó las acciones de Rusia en Ucrania de “genocidio” y aprobó un nuevo paquete de 800 millones de dólares en asistencia militar. El dirigente alegó que las armas de Occidente han mantenido la lucha ucraniana hasta el momento y que “no podemos descansar ahora”. Las municiones incluyen algunos sistemas de artillería, vehículos blindados de transporte de tropas y helicópteros.

Rusia invadió Ucrania el 24 de febrero con el objetivo, según funcionarios occidentales, de tomar Kiev, derrocar al gobierno e instalar en su lugar uno afín al Kremlin. Pero el avance terrestre se estancó y las fuerzas rusas habrían perdido a miles de combatientes. La guerra ha obligado a huir a millones de ucranianos, sacudido la economía global, hizo peligrar el suministro global de alimentos y quebró el equilibrio instalado en Europa tras la Guerra Fría.

En una de las batallas más cruciales de la guerra, la de la ciudad portuaria de Mariúpol, en el sur del país, el vocero del Ministerio de Defensa ruso, el general Igor Konashenkov, dijo que mil 26 efectivos de la 36ta brigada de la Marina se rindieron en una planta metalúrgica. Pero Vadym Denysenko, asesor del Ministerio del Interior ucraniano, rechazó la afirmación en declaraciones a Current Time TV y afirmó que “la batalla por el puerto sigue”.

Las fuerzas del Kremlin se preparan para emprender una gran ofensiva en la zona oriental de Donbás, donde los separatistas aliados de Rusia luchan contra las fuerzas ucranianas desde 2014. El puerto de Mariúpol, que está en la región, es una pieza clave de esa campaña y lleva semanas bajo ataque ruso.

No estuvo claro cuándo se produjeron supuestas las capitulaciones ni cuántas fuerzas seguían defendiendo Mariúpol.

La televisora estatal rusa emitió el miércoles unas imágenes que, según afirmó, correspondían a Mariúpol, en las que se veía a docenas de hombres vestidos de camuflaje caminando con las manos en alto y llevando a otros en camillas o sillas. Uno portaba una bandera blanca. En el fondo había un gran edificio industrial con las ventanas rotas y sin tejado, identificado por la cadena como la metalurgia Iliich.