Durante el estreno ayer en el Canal de las Estrellas, de la bioserie ‘El Último Rey’ se abordó el secuestro del hijo mayor de Vicente Fernández, donde se deja entrever que en éste estuvo involucrado alguien ligado a la familia.
Ante la polémica desatada por el estreno de la serie producida por TelevisaUnivisión y dirigida por el productor Juan Osorio, que narra la historia del último charro de México, interpretada por el cantante Pablo Montero, y basada en la biografía no autorizada, escrita por Olga Wornat.
A pesar del video que publicó la viuda de El Charro de Huentitán, Doña Cuquita, horas antes del estreno, en donde advirtió que ‘no estaba sola’ y que se atendrían a las leyes, luego de las demandas interpuestas ante el Instituto de la Propiedad Intelectual.
La bioserie comenzó a las 20:30 horas en punto, con un fuerte capítulo donde se abordó el tema del secuestro de Vicente Fernández Jr., en 1998, a quien le fue amputado un dedo, para presionar a la familia a pagar un rescate de 10 millones de dólares, mientras ‘El último Rey’ continuó con sus giras artísticas.
Aunque con una producción que dejó a desear, por ser una vez más Emilio Osorio, uno de los protagonistas principales, al interpretar a Alejandro Fernández en su etapa joven.
Dentro del primer capítulo además se retrata, la evidente rivalidad y mala relación entre los ‘Tres Potrillos’, como llamaba Vicente Fernández a sus hijos y más tarde a su rancho en honor a ellos; Gerardo, el hijo de en medio se muestra en todo momento subestimando a Vicente Fernández Jr., y atacando a Alejandro, lo que mostraba un ambiente de hostilidad en la familia.
Minutos antes de terminar el primer capítulo, los secuestradores dan a elegir cual dedo amputarle a Vicente Fernández Jr. quien es llamado como Luis; y en ningún momento se maneja música, ni canciones originales, solamente un ‘sound track’, o música de fondo con mariachi y orquesta.
Lo que deja claro porque la Familia Fernández se empeñaba en frenar el estreno de la serie transmitida por Televisa, que se alegaban era por derechos de autor y cuestiones de ‘dignidad’, sin embargo, por el contrario generó más publicidad gratuita para la misma.