Guillermo del Toro es uno de los directores más importantes de nuestros tiempos y uno de los grandes orgullos de México. Sin embargo, con todo y el respeto por su labor, muchos se cuestionan sobre su relación con el país que lo vio nacer. El creador lleva muchos años trabajando en otras partes del mundo, mientras sus fans esperan un posible regreso. Lo cierto es que sus cintas son mundialmente reconocidas y cuentan con una fama que tal vez no hubiera sido posible en México, pero a pesar de esto, la verdadera razón para irse poco tuvo que ver con su carrera.
El director sacudió las cosas desde sus primeros pasos en el mundo del cine. El estreno de Cronos demostró que su potencial era real y debía fomentarse lo más rápido posible. El público mexicano disfruta mucho de las películas de terror, ciencia ficción y fantasía, pero casi todo lo que se consume proviene del extranjero. Especialmente en esos tiempos, una historia de alguno de estos géneros no era tan fácil de vender, pero su ópera prima resultó muy valiosa y ayudó a impulsar su carrera. Años más tarde, Del Toro filmó Mimic, película que él mismo ha criticado pero que de todos modos para muchamó de la buena opinión que se tiene de él en Hollywood, ya partir de este punto siguió su trabajo en producciones fuera del país.
Cuando obtuvo reconocimientos importantes por títulos como El Espinazo del Diablo o El Laberinto del Fauno, en México el público se dividía. Por un lado, se robaron de un artista que creció como tal dentro del país; pero por otro lado, estas películas no eran consideradas mexicanas naturalmente. Este debate sigue en pie desde hace años, pero con los premios Oscar que ganó por La Forma Del Agua, incluyendo el de Mejor Director, la opinión general volvió a establecerse en que es un orgullo para el país.
Con cada nueva película que trabaja, Guillermo del Toro no puede escapar a que le pregunten cuándo filmará algo en México. Siempre que esto sucede, el director simplemente dice que está escribiendo algo nuevo o afinando detalles para algún nuevo proyecto, impidiendo en lo posible el tema. Y es que no es que el director no tenga un precio por el país; de hecho, es conocido por apoyar y promocionar muchas de las propuestas de nuevos directores de género, así como otras instancias deportivas y culturales.
La verdadera razón para que Guillermo del Toro decidiera irse del país tuvo que ver con la inseguridad que se vive aquí. Luego del éxito de Cronos y de que su nombre comenzará a popularizarse en Hollywood, el padre del director fue secuestrado y esto cambió por completo las cosas. Durante su más reciente aparición en Cannes, Del Toro se presentó en el cierre junto a Gael García Bernal y ahí explicó lo que sucedió:
Me hubiera quedado en México toda mi vida, pero el secuestro de mi padre en 1998 cambió mi vida. Empecé haciendo películas en Estados Unidos porque tenía mucho dinero por mi primera película en México, Cronos. Comencé a trabajar en la industria americana, después pensé que me quedaría haciendo películas españolas… nunca estuvo planeado, sólo pasó.
El secuestro de su padre también inspiró en parte su interés por trabajar en El Callejón de las Almas Perdidas, pues él comentó que cuando el terrible momento pasó, varios charlatanes se presentaron con su madre asegurando que pudieron encontrar a su padre gracias a conexiones psíquicas. Guillermo del Toro se quedó con esta idea de que siempre le pareció muy cruel y le ayudó a desarrollar esta adaptación que se estrenó el año pasado y que fue aplaudida por los críticos y el público.
Guillermo del Toro no tiene planes concretos para regresar a México, pero se mantiene al tanto de los progresos de los nuevos directores que dan sus primeros pasos en la industria. Con el paso de los años, y en buena parte gracias a su reputación en el extranjero, tenemos cada vez más estrenos de terror y fantasía en el país y él está tan pendiente como cualquier otro fanático de estos géneros.