En la jerga coloquial del mexicano, una frase define el rechazo del ser humano a ser engañado: “No me des atole con el dedo…”

El significado de estas palabras va más allá de una visión picaresca del rechazo a ser objeto de burlas o estafas. Cala más hondo porque se adentra en los terrenos de la dignidad, valor que nuestros abuelos y padres nos inculcaron como atributo superior, sobre el cual nadie puede ni debe pasar.

Pero además de la negativa a “dejarse ver la cara”, ¿cuál es la otra lectura que le podemos dar al primer enunciado?

En lo particular, me parece que en el fondo lo que los mexicanos deseamos es que se nos diga la verdad. Por dolorosa que sea, por más brutal que nos resulte o por mas dramatismo que alcance. En pocas palabras, exigimos que se admita la realidad.

Pero eso, es precisamente un valor sumamente difícil de encontrar. En todos los ámbitos, en todas las culturas y en todos los tiempos.

En México, la política sigue siendo para la mayor parte de la sociedad un ícono del engaño y de la falsedad. No es un mal de hoy, sino histórico. Todos nuestros próceres, aún los más adorados, prístinos y representativos de nuestra nacionalidad, en su momento escondieron o manipularon para su beneficio lo que sucedía, como se demuestra en los incontables libros y anécdotas sobre la otra historia –la verdadera– de nuestros héroes y heroínas.

Pero ese maquillaje debe tener un límite. Y se presenta cuando se pone en peligro nuestro patrimonio, nuestra seguridad, nuestras vidas.

Personalmente, me gustaría que un buen amigo o un buen vecino me advirtiera que a la vuelta de la esquina está una zanja que puede ser mortal al caer en ella o que me avisara que una banda de asaltantes está operando en ese punto, en lugar de que “por no espantarme o que entre en pánico”, me dejara ir confiado a enfrentar esos peligros.

¿Es tan difícil apegarse a la verdad?

Sí, lo es en circunstancias especiales, pero en seguimiento de la sabiduría popular, lo que no descubre el agua lo descubre el tiempo y resultan peores las consecuencias de mentir. Cada tres años o cada seis años sucede lo mismo: emerge la verdad.

Ojalá que no hubiera que esperar ese tiempo para saber en cuál terreno estamos parados. Ojalá que en lugar de adornos y accesorios nos mostraran a los mexicanos esa realidad desnuda que nos daña más porque no se quiere reconocer.

Un solo argumento parece bastar para honrar a la verdad,

Cuando sea reconocida, cuando sea aceptada por todos, entonces también todos podremos ayudar y sumar nuestros esfuerzos para resolver los problemas que aquejan a nuestra patria..

 

RESPUESTAS

En relación con la afirmación del PRI sobre sus adversarios políticos, de haber maniobrado para no entregar las donaciones que prometieron para los afectados por el sismo, me parece que más importante que la denuncia tricolor sería la respuesta de los acusados.

De ella dependerá en gran medida, en la opinión de su servidor, la simpatía electoral con la que contarán EL PAN, el PRD y MORENA, en el 2018.

Si resulta cierto el señalamiento, no veo de qué manera podrán explicar esos membretes el incumplimiento de un compromiso del cual dependen –o dependían si es verdad que escurrieron el bulto– miles de damnificados…

 

LA FRASE DE HOY

“El gobernante que pretende encauzar a su país hacia la democracia tiene que empezar por ser un verdadero demócrata y demostrarlo tolerando la oposición, por más cruda que se ejerza en el mitin, en la prensa, en la diatriba personal…”

Lázaro Cárdenas

 

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