Es la pregunta que nos hacemos miles de trabajadores de la educación a nivel nacional en donde ya desde hace mucho concluyeron,  de acuerdo a los tiempos, los periodos de gestión de diversos comités seccionales y en donde debido a la pandemia tuvieron que suspenderse dichos cambios que auguraban una nueva esperanza en la democracia sindical, al ser la primera vez que los trabajadores adheridos al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) ejerceríamos el voto libre, directo y secreto, sin intervención de delegados. Claro, no puedo dejar de señalar el reglamento que emitió el SNTE para la elección de nuevas directivas seccionales, un reglamento que inexplicablemente, va en contra de lo estipulado por la Reforma Laboral, reglamento que mantiene candados ilegales para ejercer el derecho de todo trabajador a votar y ser votado. Recordemos que la reforma laboral del 2019 bajo la cual se debe regir el SNTE menciona en su artículo 378 fracción VII que los sindicatos tienen prohibido “obstaculizar la participación de los trabajadores en los procedimientos de elección de sus directivas sindicales poniendo condiciones sin fundamento legal o cualquier tipo de obstáculo indebido para ejercer el derecho de votar y ser votado”. En el SNTE la prohibición existe, pudiera enumerar diversos motivos por los cuales se cuida la estabilidad de un sindicato al impedir que cualquier sindicalizado tenga derecho a votar y ser votado, sin embargo, ningún motivo me parece suficiente como para seguir aplazando los cambios necesarios y urgentes y sobre todo en secciones sindicales donde el trabajador, la base magisterial, ha sido maltratada por su propio “líder” sindical en detrimento de su estabilidad laboral y económica.

Vayamos al caso concreto de Tamaulipas donde un comité seccional maniatado, manipulado y vilipendiado por el gobernador en turno, ha sido mas un enemigo del trabajador y un simple observador y cómplice de que no se ejerzan en su totalidad, tal cual debe ser, las minutas estatales SEP-SNTE en donde se acuerda el pago de millones de pesos en becas, lentes, gastos médicos, entre otras cosas en beneficio de los trabajadores de la educación en Tamaulipas, donde además se optó por ver desde la grada cómo surgían miles y miles de adeudos y situaciones que afectaban a los compañeros, pero que al no ser propias de su cartera ni se metían, o porque no se fuera  enfurecer el dirigente en  caso de que alguien ayudara a los maestros que cientos de veces han ido a la SET a reclamar por cuenta propio sus adeudos. Con un dirigente sindical en la figura del maestro José Rigoberto Guevara Vázquez, intolerante a la crítica, intolerante a ideas distintas a las de él. Un secretario general que nunca permitió que su comité ejerciera sus funciones de acuerdo a su cartera sin consultar primero con él, ejerciendo prácticamente una dictadura dentro del mismo edificio sindical. Hay quienes aprendieron a adaptarse por mero instinto de super vivencia a no contradecir al “líder”, a incluso ser parte de su círculo muy cercano con la idea de ser el elegido o elegida en caso de que se le pregunte en su momento a Guevara Vázquez a quien le daría el “visto bueno” para sucederlo. O simplemente para tener el visto bueno de repetir en el comité seccional, pero en otra cartera. Los pocos que se opusieron a sus ordenes y deseos de dictadura, han sido objeto de calumnias y de acciones dirigidas por el “líder” usando a la estructura sindical en perjuicio de su propio comité solo por no pensar como él.

Pero volvamos al punto, ¿cómo puede pasar el tiempo si que pase nada siendo  del dominio público no solo a nivel estatal sino incluso a nivel nacional que un dirigente no cumple a cabalidad con sus funciones sindicales? Es comprensible que por una pandemia muchas actividades se hayan detenido, pero ¿cómo se justifica que el ejercicio de la democracia en elecciones nacionales, donde se eligieron gobernadores y congresos si hayan podido llevarse a cabo y las sindicales no? ¿Cómo se justifica que los planteles educativos se hayan abierto para eventos oficiales donde también participaba el sindicato, pero se siga justificando no llevar a cabo elecciones sindicales? ¿Cómo se justifica que la base magisterial de un estado o una sección sindical siga sufriendo los estragos de dirigencias que los han perjudicado laboral y económicamente, dirigencias que ya debieron de haber concluido? ¿Es muy difícil para la dirigencia nacional del SNTE idear mecanismos viables que permitan llevar a cabo una elección sindical teniendo los debidos cuidados tal y como avalaron el regreso a las aulas? ¿Cuál es el criterio aplicable? ¿Por qué para unas cosas si hay aval para abrir los planteles educativos y no hay aval para que se lleven a cabo los cambios seccionales del SNTE? ¿Cuándo se preocuparán para sacar de los problemas que malos dirigentes han provocado al gremio magisterial? Ya es tiempo.

Reyna Campuzano Salinas, secretaria delegacional del SNTE, vocera del Movimiento Magisterial de Tamaulipas (SNTE MMT). Twitter: @RCampuzano Facebook: Reyna Campuzano Salinas