Es increíble el estado que guarda la capital de Tamaulipas hoy en día: si usted sale por cualquier motivo por sus calles, encontrará mil y un baches, como nunca había habido, y una apatía oficial que verdaderamente llama la atención.
Y para colmo, el alcalde anuncia una cabalgata, como si con eso fuéramos a sustituir las obras y acciones municipales.
No se vale, sinceramente, que un Congreso del Estado se muestre apático con un presidente municipal, y no haya alguna forma de exigir que haya transparencia en los gastos de los recursos del pueblo de Victoria.
De todos es sabido el rumbo que han tomado muchos pagos que hace la administración conocida como “de la zumba” por los vicios del alcalde a exhibirse como un aficionado a este género musical.
También, de todos es sabida la preferencia a sus familiares: se ha publicado en medios y parece que nadie se preocupa por ello; surgen comentarios de toda índole, en su mayoría, ofensivos para el señor Xicoténcatl, pero a nadie parece importarle que sigan surgiendo facturas a nombre de sus herederos, sus familiares cercanos, y sus amigos que están cobrando como nunca en la vida por servicios que aparentemente se otorgan pero que la verdad sea dicha, distan mucho de ser realidad.
Algunas personas se asombran porque el señor alcalde proviene de una familia cuya base es una persona honorable, y no se explican donde fue que se torció el camino, y se ha manejado en medios, en auditorías y publicaciones el cúmulo de facturas apócrifas o que benefician a sus allegados. No es posible sostener a un clan de personas cuya honestidad se ha puesto en tela de juicio por los resultados que todos conocemos.
Las calles, no tienen el mínimo de atención; los postes sin luminarias; agua, ausente en muchísimas colonias, producto de la poca honestidad con que se maneja la Comisión de Agua Potable y Alcantarillado, y así, podemos seguir, porque hay mucha tela de donde cortar.
No queremos crucificar a nadie ni linchar a los bribones, pero sentimos que es justo, muy justo que alguna autoridad ponga orden, y que les haga cumplir con lo que prometieron.
También llama la atención el grupo de personas que conforman el Cabildo y que, como dijera un colega, “maiceados” lo suficiente, acatan las órdenes de un presidente municipal desconocedor de las carencias y necesidades de su municipio, que siente que el Ayuntamiento es el palacio donde puede hacer y deshacer como le venga en gana, y con desplantes de monarca, aunque dicho sea con todo respeto, le falta mucho para ser siquiera de la clase noble.
Ahora que está de moda aparentemente el combate a la corrupción, tan cantado por el presidente López a nivel nacional, podría hacerse una campaña de combate a las malas prácticas económicas y un freno a la voracidad que se ha demostrado, en aras de poder cumplir a una comunidad cuyo único pecado fue cambiar de alcalde y partido en las elecciones últimas.
Salió un fiasco la administración, y todos los días mucha gente se lamenta de haber entregado el sufragio por quien ya había jugado como priísta y traicionó para irse como independiente, y luego se enlistó en las filas de Acción Nacional para llegar, aprovechando el descontento que a nivel nacional había contra Peña Nieto y sus cómplices.
Hoy la sociedad demanda una verdadera auditoría y acciones, porque el dinero de los presupuestos que manda la Federación y el Estado de Tamaulipas a Victoria, nada más no se ve en qué se hayan invertido, porque no hay nada de servicios públicos, y lo poco que tenemos es herencia de las anteriores administraciones, porque también resultó bueno para colgarse obras ajenas.
Ojalá aparezca el dinero de los victorenses y se convierta al menos en una que otra obra, que bien requerimos y merecemos. Es tiempo que la administración tome cartas en el asunto, y sería muy saludable poner rejas de por medio a esa caterva de bribones y sus cómplices, que en cada sesión aprueban todo cuando les ordena el señor de la zumba.

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