¿Por qué las personas que se dedican al cuidado de la salud pueden perder el amor por su profesión? Me preguntaron en una reunión que coordinaba para un grupo de pacientes que padecen enfermedades cronicodegenerativas; antes de contestar, me vino a la mente una escena familiar donde me encontraba examinando a mi nieto José Manuel de 1 año, 8 meses de edad, quien cursaba con una enfermedad de vías respiratorias y donde su hermana María José, de 3 años, en el momento que coloqué el maletín sobre la mesa para sacar mi equipo de trabajo, me pedía insistentemente, que quería ser mi enfermera para ayudarme, y le respondí, que lo que estaba por realizar no era un juego, y la niña para mi sorpresa contestó que ella no estaba jugando porque amaba a su hermanito, por lo que me ayudaría con mucho cuidado.
Regresé entonces a la pregunta que me hiciera uno de los pacientes, apoyando mi respuesta en la palabra amor y les dije: Seguramente, influyen muchos factores para que un prestador de servicios de salud pierda su vocación profesional, entre ellos, está el amor por su propia persona, pues sin amor por sí mismo, cómo podría reconocer lo que es bueno para su prójimo, otras de las razones, se origina por la falta de amor y compañerismo en el trabajo, pareciera que cada quien busca la felicidad para sí, lo que pone en evidencia el egoísmo que a muchos nos caracteriza, cómo pretendemos trabajar en equipo para el bienestar de los demás, si vivimos evidenciando una mala actitud por la inconformidad que sentimos con nosotros mismos, reflejando muchas veces el mal estar que se genera en otros espacios.
La vocación profesional puede desaparecer si no podemos mantener un buen equilibrio de nuestras emociones, situación que más temprano que tarde afectará nuestra salud mental.
El ser humano desde que nace tiene una buena vocación de servicio por el prójimo, pero parece ser nadie se ha preocupado por salvaguardar la integridad de esa virtud hasta llegar a prestar un servicio profesional que tiene como prioridad la salud integral del prójimo.

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