En las religiones primitivas, nuestras primeras sociedades y culturas, se visibilizaba a Dios a través de sus creaciones; el sol, el buey, etc., la visibilidad del crimen se ve a través de la extorsión, negocios, saqueo de productos del campo, combustible, desplazamiento de pobladores, cadáveres por doquier y caravanas de “civiles armados”, así llaman gobierno federal, estatal y municipal a los delincuentes, no mienten, también evitan la realidad.
Se escucha que la delincuencia apoya políticos que instalados en el cargo pagan a delincuentes asignando obra pública y otorgando posiciones. Esta visibilidad gana de manera rotunda. En Palmar de Bravo, Puebla, la obra de construcción de una carretera, entre Cuapiaxtla y Cuaucnopalan, dañó una tubería de agua potable dejando sin líquido a esta comunidad. Como es costumbre, los afectados armaron una protesta. Una treintena de personas con mujeres y niños se manifestaron en el lugar de los trabajos interrumpiendo el paso de camiones y maquinaria.
Es de esperar la llegada de la autoridad a dialogar con los manifestantes, pero se presentaron “civiles armados”, en camionetas, con fusiles de asalto disparando al aire para disolver la manifestación, lo que se grabó en un teléfono celular: “¡Ahí vienen!”, gritaron cuando vieron llegar los vehículos, sabían de quiénes se trataba. Se dijo que los delincuentes venían de Cuesta Blanca, en la zona que se llama el “triángulo rojo del huachicoleo”, a las órdenes de El Borrego y El David, identificados líderes de una célula criminal.
¿Qué intereses tiene la delincuencia organizada en esta construcción? ¿Vende gasolina robada? ¿Vende protección? ¿Dónde estaban las autoridades cuando llegaron los criminales? ¿Dónde estaban la policía estatal y Guardia Nacional? Aquello pudo haber acabado en masacre si la gente hubiera decidido no moverse. El gobierno poblano hizo como que le importaba la situación e informó, que los disparos habían sido “al aire”.
Un medio de comunicación poblano denunció la queja de un grupo de transportistas, víctimas frecuentes de robo en esa misma región por donde pasa la autopista México-Puebla-Orizaba-Veracruz, señalando que los encargados de la Guardia Nacional están a las órdenes de los criminales. Lo grave es que es recurrente este tipo de situaciones.
El crimen organizado llega y se impone. Las fuerzas armadas del gobierno dejan el campo libre. ¿Orden y/o complicidad?, sin embargo, si es en todo el país, ¿qué será, será?