EL CAMINO DEL AMOR
Nadie podría creerlo, que en la aridez del desierto de tu vida, brotara la fuente del agua viva, para saciar tu sed eternamente.
¿Cómo es eso, preguntas? Para contestarte, basta una mirada a tu interior en los momentos en los cuales percibas la impotencia de no poder calmar el dolor que tú mismo te causaste.
Sí, basta una sola mirada en el momento en el que te sientas derrotado, por pensar que ya nada puedes hacer para salvarte y tu espíritu se siente por ello desolado.
Nadie podría creerlo, que en la escasa lucidez de tu conciencia, vas perdiendo la elocuencia para hablar y defender la palabra que mantiene viva la esperanza de una vida nueva, que te ofrece Jesús tu divino Salvador.
Por el camino de su amor, te habrás topado ya con su presencia, es posible que estando tan cerca, debido a tu sordera y ceguera espiritual, no lo hayas reconocido, pero Él te habló al oído y te tocó sin que supieras, sembrando en tu corazón la paz que tanto tú quisieras.
Sonríe pues a la vida, que la felicidad te espera, tú no eres un ser cualquiera, eres hijo de Dios y su amor estará siempre contigo, para llevarte con seguridad a donde él quiera.
Si lees con plena conciencia el presente mensaje, sabrás que no es una virtual coincidencia, sentirás cómo tu alma se llenará de gozo, al desaparecer de tu vida el temor y el enojo.

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